De frente y de perfil

Despejado ya el camino de Humberto Moreira Valdés hacia la presidencia del Partido Revolucionario Institucional, la única duda radica en quién será su compañera de fórmula, para la candidatura de unidad.
Tres son los nombres que se mantienen en la disputa por la secretaría general que hoy ocupa Jesús Murillo Karam: la senadora María Elena Orantes, la diputada Cristina Díaz y la alcaldesa Blanca Alcalá.

Una chiapaneca, la otra de Nuevo León y la de más acá oriunda de Tlaxcala, pero avecindada en Puebla.
La intención de los altos dirigentes del partido y de los sectores que lo conforman es que la elegida sea alguien representativa y que surja del producto de las negociaciones entre todos los grupos.

El lunes se reúne el Consejo Nacional del partido en Hidalgo y ahí puede surgir el nombre de la compañera de Moreira Valdés, quien solicitará licencia al Gobierno de Coahuila, en enero próximo.

La construcción de una candidatura de unidad, con Moreira a la cabeza es una realidad que le permitirá al partido tricolor salir fortalecido de la elección de su nuevo dirigente nacional.

Es intención de los priistas sellar alianzas y mostrar hacia el exterior que existe una gran unidad entre los militantes y dirigentes del partido que les permita borrar la pésima imagen mostrada hace cinco años, cuando la división interna echó por la borda las posibilidades de triunfo.

Decidido ya el nombre del presidente del partido, faltan detalles para saber el nombre de su compañera de fórmula.

Son varios los grupos que empuja a favor de una u otra de las aspirantes y el todavía gobernador de Coahuila ya habló con cada una de ellas.

La que fue eliminada de la lista, pues nunca fue considerada con posibilidades reales fue la tabasqueña Georgina Trujillo a quien Beatriz Paredes Rangel trató de empujar a su favor.

En el caso de la senadora María Elena Orantes, son muchos los que apuestan a su favor, ya que trae el aval del senador Manlio Fabio Beltrones y se dice que fue parte de la negociación para dejar pasar libre a Moreira Valdés.

Senadora de mayoría por Chiapas, donde fue en fórmula con el “verde” Manuel Velasco, Orantes representa la antítesis de Moreira, ya que su estilo es diametralmente opuesto al del mandatario.
Ganadora de varias elecciones de mayoría, la senadora chiapaneca se aleja de lo estrambótico de la personalidad del futuro presidente del partido, por lo que considera como la más idónea para el cargo.

Cristina Ruiz ha sido diputada federal en un par de ocasiones, presidenta estatal del PRI en Nuevo León y alcaldesa de Guadalupe, la población más habitada del Estado.

Ruiz es más extrovertida que Orantes y se le considera con un gran perfil para contender por el Senado de la República en la siguiente elección federal.

Blanca Alcalá, la tlaxcalteca presidenta municipal de Puebla, cuenta con un gran potencial y se cree que con ella de candidata al Gobierno de Puebla, el PRI habría mantenido el Gobierno estatal.

Alcalá termina su período como alcaldesa de Puebla hasta mediado de febrero, por lo que esto podría operar en su contra, ya que le faltaría tiempo para realizar la campaña en mancuerna con el aspirante a la presidencia.

Las tres están moviendo sus propias relaciones entre los consejeros y dirigentes del partido para conseguir el respaldo necesario para acompañar a Moreira Valdés en la aventura que representa conducir al partido a la reconquista de Los Pinos.

Georgina Trujillo, diputada federal por Tabasco se quedó a la orilla, ya que su principal apoyo (Beatriz Paredes) no representa el mejor aval en la actualidad.

Cecilia Romero

Nada mal le fue a Cecilia Romero Castillo, ya que resultó seleccionada como secretaria general del PAN, en mancuerna con el nuevo presidente del partido, Gustavo E. Madero Muñoz.

Romero fue despedida de Migración de la Secretaría de Gobernación, donde enfrentó fuertes problemas por la muerte de más de 70 inmigrantes en un hecho único que horrorizó al mundo, así como su trato despótico.

Contendió por la presidencia de su partido, aunque fue borrada de la contienda por el propio Madero Muñoz y Roberto Gil.