De frente y de perfil

Dos empresarios mexicanos viven situaciones similares, mostrando las graves fallas de las autoridades, donde sus casos son usados para exaltar el morbo, jalar auditorio, evidenciar las fallas del sistema judicial, pero sin que nadie encuentre la ruta de satisfacción a su sed de justicia.

Los casos de Alejandro Martí y Simón Charaf, son representativos de la inequidad que se vive en México en todos los aspectos y donde la justicia queda evidenciada en su total ineficacia.

El caso del secuestro y asesinato del chico Fernando Martí, hijo de Alejandro impactó al país, por la frialdad con que se cometieron los dos ilícitos y por la torpeza con que actúan las autoridades de la materia, presentando a dos bandas —sin aparente conexión— como responsables de los ilícitos.

La crudeza del delito y las buenas relaciones de Martí padre le permitieron acceso a todos los medios, de comunicación, empresariales y gubernamentales, ya que el propósito de unos era evidenciar la cruel etapa de inseguridad que se vive en el país y de los otros mostrar las bondades del sistema político mexicano que produce una pronta respuesta.

El repulsivo asesinato conmocionó tanto que el detonarlo permitió la realización de una reunión del Consejo Nacional de Seguridad Pública, el que aletargado vivía en la modorra de la indiferencia de quienes debían convocarlo.

Con todo y su dolor de la pérdida de su ser querido, Martí fue convertido en la estrella de todos los eventos relacionados con la seguridad pública y su voz se alzó como medio de protesta ciudadano.

De la noche a la mañana, Alejandro Martí se convirtió en indispensable en cuanta reunión sobre el tema de seguridad se trataba. Su presencia fue requerida en los primeros espacios de la radio y la televisión y medrar con el dolor del empresario resultaba un atractivo para el raiting.
El empresario se convirtió en figura pública, necesario para una gran convocatoria, por lo que pronto empezó el jaloneo de los partidos políticos por transformarlo en figura política.

Martí fue pretendido por la alianza que empiezan a conformar los partidos de izquierda y el de derecha en el Estado de México, para convertirlo en su abanderado al Gobierno estatal.

Acción Nacional y el Partido de la Revolución Democrática buscan capitalizar el posicionamiento alcanzado por el empresario socio de la principal cadena de tiendas deportivas del país, sin importar que la justicia aún no cumpla con su cometido.

Es cierto que Martí tiene espacios para denunciar todo lo que se le dé la gana, pero también lo es que el empresario no alcanza aún, lo que busca el castigo para los responsables de los delitos cometidos en la persona de su hijo.

Con todo y eso, el empresario no ceja en su esfuerzo por coadyuvar en la investigación, por lo que puso a disposición de todos las fotos de varios de los prófugos que participaron en el secuestro de su hijo y que son cómplices en el posterior asesinato.

Distinto en sus implicaciones es el caso del empresario Simón Charaf, propietario del Bar-Bar, un centro de diversión en el que un pleito de borrachos dejó como saldo un herido y el infortunio para el dueño.

Desde el momento mismo en que ocurrió el incidente, en el que estuvo involucrado un afamado deportista, cuyo contrato pertenece a la principal televisora del país, y un hasta entonces desconocido personaje, el que posteriormente se supo pertenece a uno de los grupos delincuenciales más peligrosos del país, Simón Charaf fue crucificado.

Sus victimarios le negaron la posibilidad de réplica, sus argumentos no fueron escuchados, sus pruebas fueron desechadas y ocho meses después, sufre el acoso de las autoridades, las que lo amagan con un arresto si continúa divulgando información sobre lo ocurrido en su local.
Es cierto que los dos casos son distintos, pero también lo es que ninguno de los dos, con largo tiempo transcurrido, recibe el beneficio de la justicia.

Martí busca la detención de quienes participaron en el secuestro de su hijo y son cómplices del asesinato, sin importarle todos los espacios que le han sido asignados, ni las propuestas de participación política. Charaf espera la reivindicación de su nombre, la clarificación de los hechos, el dejar de ser acosado, la reapertura de su negocio, la libertad de sus empleados y encontrar autoridades que acepten sin coacciones de ninguna clase las pruebas que aporta para mostrar los pormenores de lo ocurrido en el Bar-Bar.

En el caso de Charaf, el asunto demanda la atención de las autoridades por la presión que en su contra se ejerce y aunque al empresario socio de Televisa se le niegan espacios en los medios de comunicación, la juez Segundo de lo Civil, Magdalena Malpica Cervantes obligó al empresario a no divulgar información sobre la empresa, porque de hacerlo procederá su arresto y lo enviará a prisión.

*En el Estado de México el ambiente electoral comienza a calentarse, la presencia de Marcelo Ebrard Casaubón en un evento en Toluca que no fue lo masivo que se esperaba, deja en claro el respaldo de éste a las alianzas entre derecha e izquierda, con un sólo propósito, vencer al PRI.
Las diferencias entre los proyectos de Marcelo y Andrés Manuel López Obrador afloran y pueden significar la diferencia entre la victoria y la derrota en esa Entidad.

Por lo pronto, las guerra está declarada y el gobernador, Enrique Peña Nieto advirtió a sus gobernados no dejarse convencer por alborotadores que llegan y se van.

*No cayó bien la designación de Alfonso Brito realizada por Marcelo Ebrard para que se convierta en su nuevo coordinador de Comunicación Social del Gobierno del Distrito Federal. Brito ejerció ese mismo cargo en Tlaxcala en el Gobierno de Alfonso Sánchez Anaya y en la campaña de gobernadora de María del Carmen Ramírez, sin mayores logros.