De frente y de perfil

Diódoro Carrasco Altamirano es el principal arquitecto de la alianza opositora contra el PRI en Oaxaca y confía en que la gran coalición con Gabino Cué Monteagudo a la cabeza pueda obtener el triunfo en la elección del próximo 4 de julio.

Sin embargo, Diódoro reconoce que el proceso electoral será sumamente complicado, ya que no será sencillo ganar en una Entidad en la que se encuentran arraigado una serie de vicios que habrá de desterrar para llevar a buen puerto al candidato opositor al PRI.
Ex gobernador de Oaxaca, ex senador y ex secretario de Gobernación en sus buenos tiempos de priista y ex diputado federal con su nueva investidura panista, Carrasco Altamirano reconoce que los opositores al PRI tendrán que mantenerse atentos para impedir que desde el tricolor se alimente otras candidaturas o se fomenten traiciones para restar votos a la alianza opositora.

Diódoro sabe de lo que habla ya que hace seis años la candidatura del ex perredista Héctor Sánchez generó los votos que requería Gabino Cué para derrotar a Ulises Ruiz Ortiz.
La diferencia entre Ruiz y Cué fue mínima, por lo que ahora habrá una reedición del proceso electoral de hace seis años con los mismos contendientes, aunque en papeles diferentes, ya que Cué Monteagudo repite como candidato de la alianza opositora y Ulises Ruiz desde el Gobierno estatal tendrá un mayor control del proceso electoral.

Uno y otro se conocen y para nadie es desconocida la magia electoral de la que hace gala el gobernador de Oaxaca, la que le es reconocida por propios y extraños, aunque no provenga de la ortodoxia política.

En Oaxaca, se enfrentarán dos coaliciones, la grande conformada por los partidos Acción Nacional, de la Revolución Democrática, Convergencia y del Trabajo, registrada como “Unidos por la Paz y el Progreso” y la otra que integran el Partido Revolucionario Institucional y el Verde bajo el título de “Por la Transformación de Oaxaca”.
La primera lleva como candidato a Gabino Cué Monteagudo y la segunda a Eviel Pérez Magaña, quien les ganó la candidatura a otros cinco aspirantes que manifestaron el deseo de contender por dicha nominación.

Eviel dejó en el camino al diputado federal Jorge Franco Vargas, al secretario estatal de Salud, Martín Vásquez; al secretario de Administración, José Antonio Estefan Garfias; José Antonio Hernández Fraguas, alcalde Oaxaca y al senador Adolfo Toledo.

Y aunque la elección de Oaxaca habrá de definirse entre el priista y el candidato de la gran coalición opositora, Gabino Cué, un elemento fundamental y definitorio puede constituirlo la candidata de Nueva Alianza, Irma Pineyro, quien no se alineó con el frente opositor y algunos la consideran como la reedición de lo sucedido con Héctor Sánchez hace seis años.
El priista Eviel Pérez Magaña advirtió que ex gobernadores del Estado se encuentran identificados como promotores de las aguas revueltas que prevalecen en el ámbito preelectoral, aunque no los identificó.

Pero si algo está claro es que en Oaxaca, los tiempos recientes no han sido los mejores en cuanto a gobiernos estatales, los tres más recientes gobernadores se llenaron de gatos la barriga y arrastraron con ello el futuro de varias generaciones.

El pleito entre Diódoro Carrasco Altamirano, José N. Murat Casab y Ulises Ruiz Ortiz ha sido épico, aunque los colaboradores de unos y otros han sido los mismos.
La disputa empezó por el orden en que fueron nominados candidatos, ya que Murat Casab creía que le correspondía la candidatura priista en ligar de la nominación que recató en Carrasco Altamirano.

Eso bastó para que Murat se dedicara a hacerle la guerra al gobernador en turno y seis años después chantajeó con su posible paso a la oposición del PRI si no resultaba candidato.
Contra la voluntad de Diódoro, Murat resultó candidato y ganó la elección con amplia diferencia y desde ahí dedicó su tiempo a prepara la candidatura de Ulises Ruiz, ampliamente reconocido por sus dotes de mago electoral.
Dirigente estatal del PRI y senador de la República, pero la candidatura de Ulises no cayó bien en el ánimo ciudadano y le fue difícil revertir la tendencia favorable al hoy nuevamente candidato Gabino Cué.

Una vez instalado en el Gobierno estatal Ulises decidió romper con Murat, por su pretensión de ampliar su sexenio y dejar sembradas cabezas de playa en la Administración estatal.

Ruiz Ortiz rompió también con Diódoro, personaje con el que mantenía afinidad al haber sido parte del Congreso del Estado durante la Administración sexenal del hoy panista.
Hoy, los tres políticos son enemigos irreconciliables, con intereses diversos que apuestan a favor de su satisfacción personal, sin mirar por el bienestar de los oaxaqueños que nuevamente comprueban que una u otra opción, finalmente no redunda en beneficio para la población.

*Las próximas 48 horas serán definitorias para conocer el rumbo que habrá de seguir el Partido del Trabajo en cada uno de los 12 estados en los que habrá proceso electoral para la elección de nuevo gobernante.

Y es que hasta el momento, la única coalición segura en la que participará el PT es la de Oaxaca, donde dan su aval a la nominación de Gabino Cué Monteagudo.
Según Alberto Anaya irán hasta el límite de tiempo para saber si apoyan la candidatura de Xóchitl Gálvez Ruiz en Hidalgo, la de Rafael Moreno Valle en Puebla y la de José Rosas Aispuro en Durango.

Donde definitivamente no van es en Zacatecas con el priista Miguel Alonso Reyes, ya que propondrán candidato de su partido en la persona del alcalde de Fresnillo, David Monreal Ávila.

De nueva cuenta el PT jugó con el PRI y de última hora no respaldó la tan cacareada coalición, como sucedió en Nuevo León y la candidatura de Rodrigo Medina de la Cruz.

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