Cuenta de un...

No sé si Usted también, amigo lector, pero yo he recibido varios correos electrónicos motivando que NO festejemos nada en estas fiestas patrias…
Por cómo está el país… Por cómo se conducen la caterva de indigentes cerebrales que son una inmensa mayoría de políticos tan ineptos como corruptos… Por el cotidiano mentir de autoridades… Por el azote del crimen organizado que tiene sumida a la ciudadanía en un pantano de miedos; de desconfianzas; de terrores por el clima de inseguridad ante secuestros, extorsiones, asaltos y asesinatos… Por la situación económica que fustiga a distintos niveles…Visto así…

Visto así, es para pensarlo, pero…

Pero yo creo, ahora mismo, que debemos echar mano de nuestra memoria y, fundamental, de la casta de un pueblo que estando hundido, sale a flote y tira para adelante.

Sí, se podrá decir que vivimos aprendiendo de nuestros errores que se han seguido cometiendo, y que por ello los caminos tienen siempre espinas, pero hay que pensar que “Cuando la de malas está, la de buenas ya no tarda…” Aunque lo malo haya comenzado desde Echeverría, un agitador que con nada pagará el daño de tanto dolor y tristeza que provocó al país, “ayudado” a posteriori, por los sexenios siguientes sin importar partido político en el poder.

Aunque en muchas cosas no lo aparente, México es una nación con historia y libertad. De aquí somos y aquí vivimos…

Hay que luchar por los cambios, sí, pero no será con la varita de la virtud con los que se consigan. Será con el empeño, la voluntad, el tesón y la entrega ciudadana de superación. Será siendo mejores los que aquí vivimos y los que de aquí somos.

Hay que sacudirnos y deshacernos de esa cáfila de líderes como la Gordillo con los maestros; como De Champs con Pemex como ejemplos, y no sigo con más porque no acabaría. ¿La forma..? Educación, que mucha falta y valor, que de sobra se tiene. Con esto y la determinación por ser mejores y superarnos, lo aseguro, se logrará.

Hay que festejar, que sí, con más austeridad y menos, muchísima menos libación y pirotecnia. Y saber que hay tiempos a ver para arriba y otros, tal vez ahora, de ver para abajo, que siendo gente de esperanza —y no con afán de conformismo, que no—, apreciamos a muchos países que están peor, mucho peor.

Y… PENSÁNDOLO BIEN.

Y… PENSÁNDOLO BIEN, a mi mente viene algo que vale considerar… “Cuentan de un sabio que un día
 tan pobre y mísero estaba
que sólo se sustentaba
de una hierbas que comía…
¿Habrá otro, entre sí decía
más pobre y más triste que yo..?
Y la respuesta encontró,
volteando la cabeza y viendo,
que otro sabio iba cogiendo
las hojas que él desechó…”