Cuando perder es cuestión de método

En uno de sus recientes ensayos, el antropólogo Néstor García Canclini, cita una de las novelas del escritor colombiano Santiago Gamboa, que describe bien, según el antropólogo, nuestra política cultural y científica.

La novela lleva por título “Perder es cuestión de método”.
 
Nada nos impide pensar que el sexenio del Presidente Calderón no tendrá nada sobresaliente en materia de cultura.

El lamentable papel de Sergio Vela al frente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, luego de tener el apoyo de la comunidad cultural, no fue aprovechado.

Sus escandalosos viajes y desaciertos administrativos lo llevaron a dejar el cargo sin acciones sobresalientes.

Uno de esos fallos administrativos ha salido a la luz pública esta semana.

El pago de indemnizaciones a las que no tenía derecho, ni él ni su equipo; primero por ser servidores públicos de confianza, un derecho sólo para los empleados en general, según la Ley Federal del Trabajo; y segundo porque su equipo era parte del Servicio Profesional de Carrera (En este caso, sólo es procedente la indemnización ante el despido injustificado, y no fue el caso).

La auditoría que realiza la Secretaría de la Función Pública (SFP) desde hace un año, investiga estos “pagos indebidos” para determinar si se dieron sin sustento legal.

No es necesario ningún análisis para saber desde ahora que los pagos fueron legales, pues todo inició cuando Sergio Vela presentó públicamente su “renuncia”, no sin antes firmar un convenio entre CONACULTA y el Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje (TFCyA), para ser indemnizado.

Convenio al que recurrió todo su equipo. Por lo tanto, los pagos, aun cuando carecen de un marco jurídico, adquirieron el rango de garantía al amparo del citado Convenio.

El monto generado de 2006 a principios de este año, asciende a más de ocho millones de pesos.

Hace un par de meses, la Secretaría de la Función Pública denunció un millonario fraude por parte de ex trabajadores de Ferrocarriles Nacionales, quienes vendieron como chatarra kilómetros de vías férreas (Acero de muy alta calidad), a través de una licitación pública aparentemente legal.

Esta semana, la misma secretaría denunció otro fraude millonario entre funcionarios del INFONAVIT, por autorizar préstamos mayores a los establecidos por ley.

El caso del CONACULTA es lamentable tan sólo por la forma en que se legalizaron los pagos, pero no menos lamentable que el hecho de recurrir, ante la falta de tolerancia y capacidad, a un convenio para negociar renuncias y conformar un equipo que, en primer lugar, no ha demostrado ser mejor que el indemnizado.

Como vemos, en México “Perder no es cuestión de método” no es el nombre de una novela, es la realidad misma. ¡Todo es legal!

Que se denuncia penalmente sí, pero sólo a condición de reconocer que los finales de estas denuncias superan el realismo mágico.