Critican la Ley General de Víctimas

CIUDAD DE MÉXICO (10/ENE/2013).- La recién publicada Ley General de Víctimas por el Congreso de la Unión en el Diario Oficial de la Federación, ha sido ya objeto de críticas por parte de algunos activistas. El presidente de México SOS, Alejandro Martí habló sobre ésta en su cuenta oficial de Twitter: “Estamos a favor de la Ley General de Víctimas, pero no de esta Ley General de Víctimas”.

Señaló que “para acceder a beneficios de la ley, la víctima pasa por una serie interminable de trámites que la revictimizan”.

Por otra parte, Sergio López Ayllón, investigador de la División de Estudios Jurídicos del CIDE argumentó que el diseño normativo de la Ley General de Víctimas tiene graves problemas que la hacen inoperante.

Según el Presidente, Enrique Peña Nieto, la ley se aprobó de inmediato debido a que hay un México lastimado por la delincuencia y el Estado y era urgente contar con un marco legal que protegiera a las víctimas pero que la ley es perfectible a través del diálogo con la sociedad.

Dicha ley, pondrá especial atención a la asistencia y protección de los afectados. Consta de 189 artículos organizados en 10 títulos que contemplan establecer y coordinar las acciones necesarias para garantizar el ejercicio efectivo de los derechos de las víctimas.

A partir de diversos episodios violentos y no esclarecidos en el sexenio pasado, la ley contempla establecer el Registro Nacional de Víctimas, además de integrar el Fondo de Ayuda de Asistencia y Reparación Integral con el objetivo de brindar los recursos necesarios para ayuda de  los afectados.

Asimismo, contempla la creación del Sistema Nacional de Atención a Victimas, que tendrá como misión establecer, regular y supervisar los proyectos que se implementen para la protección de las víctimas.

Seguidamente, debe integrarse la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, órgano que permitirá la representación y participación directa de los afectados en la construcción de políticas públicas. La iniciativa fue retomada después de cinco meses, luego que  Peña Nieto asumiera un compromiso para lograr un México en Paz.