Crimen organizado imparable

Dramáticamente se ha degenerado la seguridad en el país, existe una guerra a muerte entre el crimen organizado y México, ya no es solamente contra el gobierno sino contra todo el país.

Esta guerra que encabeza el Presidente de la República se ha criticado mucho, pero nadie propone una solución que pueda ser más efectiva.

La guerra contra el narco nunca se va a ganar, es claro que tienen mejores armamentos, presupuesto mucho mayor para esos fines, estrategia brutalmente salvaje, más hoy que declararon que por cada tonelada de droga que les decomisen, morirá un mexicano.

La violencia empezó entre los cárteles, por dominar territorios de distribución, luego fue contra autoridades, ejército, alcaldes, secretarios de seguridad y policías de toda clase, ahora han extendido sus acciones sin escrúpulos contra cualquier mexicano.

Han sucedido matanzas increíbles, como el asesinato de inmigrantes; no hay estado en México que se salve que haya matanzas, ya sea de policías como el que pasó en Jilotlán de los Dolores y en otros estados, en fiestas de jóvenes, hasta en lavado de automóviles y centros de rehabilitación, donde asesinaron a muchachos que estaban en cura de su adicción.

Ya no se detienen con algo, lo anunciaron, tienen una gran ventaja, para ellos no hay reglas ni ley que los detenga para matar y vengarse de las autoridades; sin embargo tanto el ejército como las policías, sus acciones son dentro de la ley, vigilados por la CNDH, pero por cada detención que realicen habrá una reacción de venganza, además el sueldo de policías es diez veces menor que el que tienen en sus filas los narcos.

Ahora que murió el Toño Tormenta, cabeza del Cártel del Golfo y sus asistentes, pueden venir reacciones de venganza, como ha sucedido.

El camino ideal es a mediano y largo plazo: la educación, reforzamiento de las familias y reafirmación de valores morales y humanos. Hay que reflexionar y estudiar profundamente la legalización programada de la droga, empezando con la marihuana; legalizarla tendría consecuencia para los gringos, que tendrían que reforzar su vigilancia a la introducción a los EU, pero la violencia, la guerra con el narco y los asesinatos dramáticos, disminuirían grandemente en México.

En todas las guerras hay pactos y treguas, la legalización no traería peores consecuencias que las de hoy; recuerden cuando EU legalizó el licor, disminuyó la violencia, la población se benefició en lugar de perjudicarse. A EU no le gustaría que México legalizara la marihuana, porque tendrían ellos que trabajar más y casi son cómplices de la exportación de fenomenales armas que posee hoy el crimen organizado.

Habrá que analizar lo positivo o las consecuencias de una estrategia, para hacer que el narco disminuya su venta en México, pero en realidad a los mexicanos no les importa que pasen su mercancía a los EU, ya sería labor de ellos impedirlo y no de nuestro país.

El Presidente de México se está partiendo el alma al frente de esta guerra, pero no es suficiente, el camino a seguir es la legalización, a los mismos delincuentes los convertirían en empresarios, pagarían impuestos y se controlaría su venta.