Jueves, 28 de Noviembre 2024
México | EN TRES PATADAS POR DIEGO PETERSEN FARAH

Con el apagón

Tecnológicamente, el apagón analógico significa la posibilidad de generar un enorme espectro de canales televisivos

Por: EL INFORMADOR

Diego Petersen Farah.  /

Diego Petersen Farah. /

El apagón analógico es una de las grandes decisiones que ha tomado el Presidente de la República.

La digitalización del espectro de la televisión no sólo significa una modernización del sector, sino una forma de generar competencia, o lo que es lo mismo, de reducir el monopolio, sin meterse en una confrontación directa con las dos grandes cadenas de televisión, Televisa y TV Azteca.

Muchos hubiéramos preferido que el Presidente se enfrentara de manera directa con el duopolio, pero esto no iba a pasar jamás.

Ni Felipe Calderón, ni Andrés Manuel, si hubiera llegado a la Presidencia, ni Peña Nieto, si llega a ganarla en 2012, ninguno de ellos, y ningún partido, habría tenido, no digamos las ganas, la fuerza para toparle a ese toro sin salir a rastras y ensangrentado, si no es que cornado y herido de muerte.

Se le puede, pues, chiflar al torero porque la faena no fue valiente, lo que no se puede decir es que no sea inteligente.

Tecnológicamente, el apagón analógico significa la posibilidad de generar un enorme espectro de canales televisivos.

La excusa para no abrir la industria ya no será que no hay capacidad para ampliar las concesiones. Hoy en VHF, los canales abiertos de toda la vida, no caben más de seis canales sin hacerse interferencia, y en UHF, que van del 14 al 99, sólo caben 14 más.

Con la digitalización se abre la posibilidad de meter hasta cinco señales por cada frecuencia, esto es casi 500 canales.

La digitalización abre la puerta a una competencia fenomenal y va sin duda a ampliar la oferta.

Pero el problema de fondo sigue siendo el mismo. Hoy con los servicios de televisión restringida (cable, antenitas, sky) tenemos una gran oferta, de lo mismo: canales de deportes, divididos en dos, futbol y deportes gringos; canales de “Huatipis”, es decir National Geographics y sus imitadores; canales de “risistas”, que son los que pasan las series estadounidenses y que tiene el mismo fondo de risas desde los años sesenta; películas, uno que otro canal cultural, los de tv abierta tradicionales y los nuevos de noticias.

De esta oferta, cerca de 80% son canales producidos en Estados Unidos.

Esto es, si junto con la decisión económica y tecnológica no viene una política de fomento a la producción de televisión nacional, el efecto será simplemente abrir la llave para inundarnos de más tele gringa, de la buena (porque hay buenísima) y de  la mala (porque la hay pésima).

Y no es que haya que ponerle freno a la televisión de otros países, por el contrario, enriquece de manera muy importante y refrescante la oferta actual, sino de aprovechar la oportunidad del desarrollo tecnológico para abrir el campo de la producción nacional.

Hacer buena tele es tan importante como hacer buena literatura, buenos periódicos y buena música.

No basta pues con abrir el espectro para generar la competencia a TV Azteca y Televisa, hay además que hacer mejor televisión, para que realmente sucedan cosas con el apagón.

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