¿Cómo convencer a la ciudadanía?

De acuerdo con las últimas experiencias electorales en el Estado y en la Federación, es bien sabido que una contienda de este tipo se puede ganar hasta con un mínimo de votos, sin embargo, los “cándidos” habrán de enfrentarse al dilema de cómo convencer a la ciudadanía para que vote por ellos.

Pero vayamos por partes, aunque a estas alturas del partido, los equipos de los diferentes precandidatos a ocupar la gubernatura de Jalisco —así como las presidencias municipales, curules y escaños— se dicen seguros de que su gallo habrá de ser el que cante más fuerte y mejor en la contienda iniciada por muchos desde hace años y por otros a partir de “calenturas” cercanas, la verdad de las cosas es que la moneda está en el aire y resulta difícil decir quiénes serán los contendientes finales, muchos más, los ganadores de la elección constitucional.

Y lo mismo sucede en todos y cada uno de los partidos políticos, en donde la integración de grupos, los acomodos y los reacomodos están a la orden del día, pero sobre todo los pactos y las alianzas, me refiero a las internas, porque las que habrán de suscitarse conforme lo estipula la Ley Electoral, ésas sí podrán esperar aún más —porque de que las habrá, eso pueden jurarlo, es más, siempre las ha habido—.

Y no vaya usted a creer que aún es temprano para abordar el tema, qué va, si basta con darse una vueltecita por los lugares en donde pululan los llamados políticos de hoy, para darse cuenta, para ver en sus miradas, ademanes, tono de voz, saludo y abrazos, que algo están fraguando.

Las risas nerviosas y los buscapiés son signo inequívoco de que han llegado los tiempos de evaluación de lealtades y deslealtades, cobro de cuentas pendientes y pago de facturas. Por lo pronto, ya hay quienes empezaron a cobrar —aunque sea en abonitos—. La rebatinga para allegarse a los operadores “políticos” también es motivo de atención, unos y otros se dejan querer, pues ellos más que nadie saben que se trata de intereses que significan muchos millones de pesos, y que en una de ésas su suerte puede cambiar, así como su lugar de residencia, ya ve usted que es la moda.

Claro que hace falta saber qué es lo que la sociedad civil decide en el último momento, pues el llamado voto duro, hoy en día no alcanza para que alguien se sienta triunfador.

Y a este respecto, habría que decir que la ciudadanía está cada vez más convencida de que ni unos, ni otros —colores— les garantizan nada, ya ve usted cómo va uno de sorpresa en sorpresa… y si no, al tiempo.