Jueves, 28 de Noviembre 2024
México | LUCIÉRNAGA CIUDADANA POR GUADALUPE MORFÍN

Ciudad mía

¡Bienvenido a Guadalajara!, ciudad donde todo se pone a la venta

Por: EL INFORMADOR

Guadalupe Morfín.  /

Guadalupe Morfín. /

Por el cese de la impunidad en torno a Marisela Escobedo y su familia, en Chihuahua

A la memoria de Esteban Wario, urbanista


Bosque de postes, cielo de cables, suelo de baches, horizonte de anuncios, banquetas tacañas donde no cabe ni uno (mucho menos dos, diría el alcalde de Lagos): ¡Bienvenido a Guadalajara!, ciudad donde todo se pone a la venta, podríamos decir para orientar al que busque dónde quedó la capital de Jalisco. Desde el aeropuerto usted sabrá que llegó, por la cantidad de espectaculares que ahogan el horizonte. Escaparate agresivo que precede lo que seguirá. Y si la llegada es por carretera, peor.

Árboles que se talan para colocar cámaras de seguridad. Árboles que daban sombra, oxígeno, frescura, eran nido de pájaros y alivio visual de camellones mal regados y esquinas desangeladas. Árboles sacrificados para su majestad la prisa, ésa que sólo puede dar aquí el automóvil. Zonas verdes que desaparecen porque alguien se robó los metros de donación para servicios en fraccionamientos, urbanizaciones, edificios… o para hacer un puente más, atirantado o no. Voto por que no se apruebe la Vía Express. Seguir insistiendo en edificarla insulta las razones ciudadanas expuestas para oponerse, ofende una mínima racionalidad en planeación urbana. Consolidar, no extender, es lo aconsejable. Pero la necedad parece no tener límites y sí intereses muy encubiertos.

Al decir Guadalajara me refiero a ella y a sus aledañas, todas. “En este pueblo parece que arrastraron al diablo de los cabellos por las calles”, solía decir mi abuela Mercedes cuando pasaba por alguno poco agraciado. Para allá vamos. Nos vamos ganando el dicho, tapatíos de aquí y de las ciudades de al lado.

Y sin embargo siguen siendo luminosos sus atardeceres, respirable su aire de eucaliptos en Los Colomos, o en La Primavera, transitables esas siete u ocho cuadras entre Arcos y Unión, por Avenida Vallarta, pobladas por enormes fresnos, impresionante la vista de su barranca, agradecible el parque del Agua Azul, rescatables las fincas, muchas de ellas decrépitas pero hermosas entre Chapultepec y Tolsá, alegres y golosos sus barrios de Santa Tere y del Santuario.

Jalisco fue pionero en la República en legislación urbana desde los años treinta del siglo pasado, así fuera para enmarcar el convite del negocio urbano entre políticos y empresarios, que sigue bajo formas más descaradas todavía. Se han ido algunos que quisieron y estudiaron a Guadalajara, como Daniel Vázquez, Carlos Núñez, Jorge Camberos, entre otros. Disfruto ahora la lectura, que debo a Diego Petersen, de Armando González Escoto en: Guadalajara, la casa tapatía, su gente y su tiempo.

Se consigue en el Museo Regional, otra de nuestras maravillas, ya sin sus arrayanes. Para cuidar la ciudad, hay que adueñarnos de ella, de sus calles y plazas. Nos pertenecen. No son terreno de nadie. Son laboratorio de ciudadanía.

¡Felices y pacíficas fiestas de Navidad!

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