Martes, 26 de Noviembre 2024
México | HISTORIAS DE REPORTERO POR CARLOS LORET DE MOLA A.

Chiquititos

Alienta que en México hayamos superado algunos asuntos que el mundo musulmán aún pelea: que el voto cuente, que todos los que quieran formar un partido político lo puedan hacer

Por: EL INFORMADOR

Carlos Loret de Mola A.  /

Carlos Loret de Mola A. /

La semana pasada, este reportero tuvo el privilegio de realizar su trabajo cotidiano relatando la crisis que se vive en los países de Medio Oriente y el Norte de África. Una docena de naciones están jugándose el futuro, exigiendo apertura democrática a sus regímenes autoritarios, de poderes absolutos en una sola persona que a veces es rey, a veces presidente, a veces religioso.

Libia está en guerra civil, en Egipto y Túnez cayó el dictador pero la oposición no ha accedido al poder, sino que los militares tienen el control de la transición, en Yemen hay tres conflictos armados simultáneamente, en Jordania los palestinos por más que son el grupo poblacional más amplio no cuentan con el derecho a la vida política, lo mismo los chiítas en Baréin; en Jordania y Marruecos los reyes tienen la última palabra de todo, en Irán los ayatolas, en Argelia el presidente Butteflicka, y por ello la gente ha salido a las calles a exigir su derecho a decidir el futuro de su país y que esto no sea un privilegio de uno o unos cuantos.

Lo peor de regresar fue el bostezo, no a consecuencia de la diferencia horaria, sino de observar los temas en los que atizamos los mexicanos nuestros infiernillos: discutir sobre qué quisieron decir en realidad Cuauhtémoc Cárdenas con dejarle a López Obrador el PRD, Sócrates Rizzo con que el PRI negociaba con los narcos o Ernesto Cordero sobre qué tan bien vive una familia con seis mil pesos.

Alienta que en México hayamos superado algunos asuntos que el mundo musulmán aún pelea: que el voto cuente, que todos los que quieran formar un partido político lo puedan hacer, que los ciudadanos puedan manifestarse pacíficamente sin perder la vida, que los gobiernos no persigan hasta encarcelar o matar a quienes disienten, el papel de la religión en el Estado.

Pero desalienta que el país y sus políticos se hayan estancado en cosas tan chiquititas que hayan impedido avanzar en la construcción de un país con más economía para todos (tampoco en los medios de comunicación hemos abonado en incentivar la conducción del debate nacional hacia asuntos más profundos).

— ¿De dónde eres? —preguntaron a este reportero en incontables retenes de Libia y Egipto.

— De México.

Lo que seguía era la cara de desconcierto en el interlocutor o peor aún, la simpatía de hacer un ademán de castañuelas que obligaba a la corrección: “No, eso es España, yo soy de México”. A pesar de ostentar una fuerza laboral y una riqueza natural envidiadas en el planeta, nuestro país ya no es nadie en el panorama internacional.

Saciamorbos

Cortesía para los aliancistas mexicanos. En Egipto la oposición se alió con el Ejército que hasta un par de días antes sostuvo al régimen de Mubarak. En Libia, tres jugadores disímbolos —Estados Unidos, Irán y Al Qaeda— pelean activamente por lo mismo: que se vaya Gaddafi.

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