¡Ah, que señor Presidente!

Si de verdad es tan aficionado al futbol como dice ser, y si consideró que con su presencia en el partido inaugural del Campeonato del Mundo organizado por la FIFA en Sudáfrica la selección representativa de México daría más de sí y se sentiría motivada como para ganarles a los anfitriones, no habría nada más que decir, faltaba más, para eso es el Presidente de todos los mexicanos. Pero de ahí a querernos dar “atole con el dedo”, ahí sí que la riega, porque con todo y su legitimidad a cuestas, nadie le da derecho a tratar de ningunearnos en ningún tema, mucho menos si del deporte nacional se trata.

Luego entonces, señor Presidente, creo que es necesario poner los pies en la tierra —digo, después de su vuelo a Sudáfrica—, porque una cosa es que los millones de mexicanos que acudimos a las urnas en 2006 nos hallamos quedado calladitos, calladitos cuando se impugnó su triunfo (con sobradas razones), y otra muy diferente es que nos quieran ver la P en la frente y nos volvamos a quedar callados —resultado de la educación positivista que hemos recibido—, diría mi maestra favorita de primero a tercer año de primaria.

Ignoro a quién de sus genios asesores de imagen y credibilidad se le ocurrió y llevó a cabo la consulta pública en la cual se preguntó a los mexicanos que quisieron participar, si consideraban correcto o no que usted asistiera a la contienda futbolística más importante del orbe. Por consecuencia, ignoro también el resultado de la misma, pero a juzgar por los hechos, la mexicanada se revolcó de beneplácito y votaron porque asistiera, además de que los más de 20 mil connacionales que estuvieron en el estadio se debieron sentir super halagados de compartir con usted el estadio africano.

Una pregunta, ¿y si le hubieran chiflado los connacionales?; el tamaño del ridículo habría sido mundial, en vivo y a todo color. Digo, porque aunque los que pudieron ir a Sudáfrica seguramente son riquillos, trabajan en alguna dependencia federal o les ha ido requete bien a pesar de las crisis que los demás mortales padecemos, a más de alguno se le pudo salir la inconformidad que todos llevamos dentro, y habría sido suficiente para orquestar una filipina de Dios guarde la hora.

Pero bueno, qué bien que no sucedió así, ¿pero entonces qué necesidad había de que la Secretaría de Relaciones Exteriores de nuestro país, se tomara la molestia de enviar un comunicado de prensa en el que “informa” a todos los mexicanos que el Presidente Felipe Calderón Hinojosa viajó a Sudáfrica a realizar importantes negociaciones de carácter cultural y comercial con autoridades de aquél país?

¿Sin trucos?...