Lunes, 25 de Noviembre 2024
México | En este municipio de Tierra Caliente, la gente tomó las armas contra los ''Templarios''

Aguililla, pueblo emblemático del narco

En este municipio de la Tierra Caliente, la gente tomó las armas para hacer frente al cártel de ''Los Caballeros Templarios''

Por: AFP

Dos mujeres caminan por las calles de Aguililla, mientras un par de policías federales realizan labores de patrullaje. AFP /

Dos mujeres caminan por las calles de Aguililla, mientras un par de policías federales realizan labores de patrullaje. AFP /

AGUILILLA, MICHOACÁN (27/JUL/2013).- Civiles armados que  conforman un grupo de autodefensa se pertrechan en la cima de un cerro para  vigilar Aguililla, un pueblo emblemático del narcotráfico en Michoacán, del que han logrado expulsar al  violento cártel local Los Caballeros Templarios.

Con fusiles tipo AK-47 y pistolas, estos hombres hacen rondines en las  calles y en la montaña para prevenir una incursión del cártel, especialmente  desde los cerros donde los narcotraficantes se encuentran replegados tras la  cruenta jornada del martes, en la que protagonizaron siete enfrentamientos con  la policía federal que dejaron 24 muertos, cuatro de ellos agentes.

“Esto es una guerra (...) la gente está armada, está preparada y está en  sus casas. En momento de que tengamos una batalla la indicación es que disparen  desde ventanas, de azoteas, pero (que) no salgan a espacio franco” porque no  están preparados, cuenta Jorge Vázquez Valencia, líder del grupo de  autodefensa de Aguililla (unos 17 mil habitantes).

“No somos soldados, no somos guerrilleros, somos gente común”, sentencia  Valencia.

Desde abril han ido surgiendo grupos armados que se denominan autodefensa en comunidades de la empobrecida región michoacana de Tierra Caliente,  formados por vecinos que dicen haberse alzado en armas para defender a la  población de las actividades criminales de Los Caballeros Templarios.

En Aguililla, un grupo hizo su aparición en la plaza central del pueblo el  26 de junio. “Eran 10 (hombres) nada más. Sobre la marcha fuimos recorriendo, fuimos juntando más y más gente”, recuerda Uriel Contreras, otro jefe de la autodefensa, mientras da órdenes a sus compañeros que hacen vela en un puesto de  control.

Estos días, los habitantes de Aguililla están atrapados dentro de este  pueblo, sitiado por agentes de la Policía Federal y del Ejército, y padecen  desde hace 20 días la falta de gasolina.

Pese al operativo de seguridad lanzado en mayo pasado por el gobierno de Enrique  Peña Nieto para resguardar Michoacán, la Policía Federal ha sufrido en los  últimos días dos emboscadas presuntamente de Los Caballeros Templarios en la Autopista siglo XXI.

El alcalde, Jesús Cruz Valencia, primo de uno de los jefes de Los Caballeros Templarios, está ausente del cargo desde la aparición de la  autodefensa, comentan en el pueblo.

“Estábamos prisioneros de los cárteles. Ellos administraban la justicia. Si  había alguna controversia, algún problema de deuda entre individuos, un trato,  ya no se iba al Ministerio Público, ya se iba con el jefe de plaza, con el jefe  del cártel para que arreglara la situación”, explica Vázquez.

El costo de la guerra entre narcos


En su primer gran refuerzo de seguridad, el gobierno de Peña Nieto  (2012-2018) decidió desplegar miles de soldados y policías en Tierra Caliente  ante las disputas que se daban entre los narcotraficantes y las autodefensas.

Los Caballeros Templarios acusan a las autodefensas de estar vinculadas y  financiadas por el cártel Jalisco Nueva Generación, que llegó para intentar arrebatarle territorios en Michoacán, región clave para la recepción de droga  desde Centro y Sudamérica y su tránsito por México.

En el pueblo relatan que la seguridad se deterioró desde 2011 cuando a los  Templarios se les fueron acabando los recursos financieros por la guerra que  mantienen con otros cárteles y empezaron a cobrar a la gente por casi cualquier  actividad.

“Se pasaban de lacras (abusivos) con la gente. Les robaban las vacas,  cobraban cuota, a veces mataban gente inocente”, dice José Antonio Jiménez  Chávez, un miembro de la autodefensa.

Los que más pagaban eran los dueños de aserraderos y concesionarios de  minas que cada día sacan de allí unos 100 camiones cargados con unas 50  toneladas de metales.

Aguililla llegó a ser un pueblo próspero, dicen sus pobladores, cuando los  hermanos Valencia empezaron a producir mariguana y formaron el lucrativo cártel  del Milenio en 1999, que dio empleo a muchas personas.

El cártel del Milenio más tarde se unió al de La Familia Michoacana, que se escindió luego de que la Policía Federal supuestamente abatió en diciembre de 2010 a su  líder y fundador Nazario Moreno alias “El Chayo”, creándose Los Caballeros Templarios.

El gobierno del ex presidente Felipe Calderón (2006-2012) dijo que el  cadáver de Moreno no había sido encontrado, pero la gente de Aguililla, al  igual que algún policía federal en la zona, asegura que está vivo y sigue  controlando el cártel.

Un policía federal dijo que tienen “información de inteligencia”  de que “Nazario, igual que Servando Gómez y Enrique Plancarte (otro capo de Los  Templarios), ahí andan”, señalando a montañas cercanas a Cuatro Caminos.

La figura de “El Chayo” ha seguido inspirando a los  miembros y seguidores de Los Caballeros Templarios, quienes han dedicado  altares y figurillas a quien veneran como “San Nazario” y quien los adoctrinó  por años prohibiéndoles tomar drogas o alcohol.

Lo hacía mediante un mensaje que mezclaba textos de la Biblia y libros de  autoayuda, mientras convertía a su organización en uno de los principales  productores y exportadores de drogas sintéticas a Estados Unidos.

Aguililla fue también uno de los lugares donde en 2006 se registraron los  enfrentamientos con militares que llevaron a Calderón a lanzar la ofensiva  contra el narcotrafico primero en Michoacán, y luego en otras  zonas del país que generó una ola de violencia con más de 70 mil muertos  durante su mandato, según las propias cifras oficiales.

Siete años después, los hombres armados y mucha gente de Aguililla piden a  la Policía Federal que esta vez no se marche del pueblo por el miedo que tienen  a que Los Templarios regresen a perpetrar una masacre.

EL DATO

Narco y religión


Los Caballeros Templarios se diferencia de otras organizaciones criminales en que, a la vez que acosan a rivales y población para garantizar su producción y  tráfico de drogas, también predican una peculiar doctrina religiosa y enarbolan causas políticas para ganarse una base social en la empobrecida Tierra Caliente. Todo comenzó con Nazario Moreno, “El Chayo”, a quien el Gobierno federal dio por muerto en diciembre de 2010, pero algunos aseguran que está vivo.

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