Adiós querido Cuco

¿Usted se sabe despedir? Y no me refiero al “adiós” después del “hola”. Despedirse tal cual de aquello que asociamos con lo triste y amargo, de lo que estamos acostumbrados a disfrutar al grado de aferrarnos y pensar ilusamente que siempre estará con nosotros; desde un ser querido, hasta un trabajo, relaciones sentimentales… la lista es larga, sin olvidar claro, la cobijita o pedazo de tela de los primeros años de la infancia y que a mamá le cuesta trabajo quitar por la seguridad y protección que aparentemente ofrece.

Es admirable la manera en que una obra de teatro infantil puede lograr acercarnos al tema de la despedida, a través de una niña que vive su duelo por la muerte de su mascota y que al final ofrece el mensaje reconfortante de que todo lo que acaba trae algo nuevo. De eso trata “Adiós querido Cuco”, una representación que vio la luz el pasado mes de abril y que actualmente forma parte de la Muestra Nacional de Teatro. Los méritos son bastantes, de entrada el que sea una obra dirigida al público infantil y que se ha podido abrir espacio en el mundo de opciones de teatro para adultos, después, el que los padres de familia sean los primeros en buscarla para llevar a sus hijos, y así facilitarles la explicación del complicado camino de la separación.

La directora de la obra y también actriz, Susana Romo, platicaba que gran parte del auditorio que la ha visto, es porque está pasando por el duelo de la pérdida de una mascota o por mamás que recién se divorciaron y buscan la manera de ayudar a sus hijos. Y es que en menos de 50 minutos las tres actrices responsables del pequeño y bien cuidado escenario, llevan de la mano a los asistentes por las siete etapas del duelo con el objetivo de que “pase lo que pase, hay que continuar”. La idea original es de otra talentosa mujer, la escritora Berta Hiriart, y el montaje fue supervisado poco antes de su muerte por la maestra, directora y dramaturga argentina, Perla Szuchmacher. Ambas especialistas en teatro para niños y jóvenes.

Creativa, inteligente y muy conmovedora, “Adiós querido Cuco” ha tenido presentaciones agotadas, casi dos mil personas la han visto y es una forma aplaudible de hacer teatro digno para los más pequeños, y ni tanto. En su presentación de este fin de semana la mayor parte de los asistentes eran adultos que trataban de contener las lágrimas ante el drama del que éramos testigos.

¿Qué más le puedo decir? Vaya a verla, en su intento se puede quedar afuera como me pasó algún día, pero eran tantas las recomendaciones que habría que corroborar la aceptación que ha tenido. Así que, es importante aprender a despedirse y aceptar lo que Amado Nervo en alguna ocasión dijo: “La ausencia es un ingrediente que devuelve al amor, el gusto que la costumbre le hizo perder”.