Acción Nacional quiere aquí a militares gringos

El Congreso de la Unión era ayer como las locomotoras que arrastran muchos furgones. Y la vía sobre la cual se deslizaba estaba conformada por dos rieles: la función del control político y la función de construcción de leyes.

El Senado de la República y la Cámara de Diputados han vuelto a mirarse cercanos; compactos, podría decirse. Una Cámara se encarrila prácticamente en los mismos temas que la otra, sobre todo en su función de control político.

Banamex había sido enganchada a esa locomotora y era, sin duda, uno de los furgones más pesados y herméticos, porque entre sus intersticios viaja nada menos que el Estado gringo, propietario del super grupo bancario. Ya los priistas y perredistas están llamando a Agustín Carstens para que responda por qué nada han hecho para que Banamex sea puesto a la venta, ante la intervención del Gobierno estadounidense en tal institución financiera.
Dos argumentos han brincoteado ayer: empleados de Banamex han dicho es lícito, legal, porque el TLCAN lo considera. En cambio, opositores como Juan Guerra afirman lo contrario, y urgen al Banco de México a que intervenga, pero ya.

Otro carro chorreaba ácido: Germán Martínez Cázares seguía ayer mordiendo los calcañales del PRI, y éste volvía a responder desde San Lázaro, en voz del diputado César Camacho. “Calladitos se ven más bonitos”, había picoteado Germán la cresta a los priistas, a los que remachaba: “Sería mejor que se quedaran callados y aceptaran las propuestas de Acción Nacional”.

Esto que decía Germán no sólo sonaba a balandronada, sino a amenaza. Si el Gobierno tiene agarrado de los bajos a priistas de la cúpula —se escuchaba decir ayer en Xicoténcatl—, ¿por qué ha optado por el chantaje evidente, en vez de hacer las denuncias correspondientes?

Camacho Quiroz, desde San Lázaro, a Martínez tildó de desmemoriado e irresponsable, porque, en cuanto a la Ley de Narcomenudeo, aprobada en la LIX Legislatura, fue Vicente Fox quien la vetó.

Camacho agregó: “La única iniciativa de reforma al Código de Procedimientos Penales la ha presentado el PRI, y en torno de ella, en la mesa de discusión, poco ha aportado Calderón y el PAN”.

El apostille: “Después de 11 meses de haberse vencido el plazo que el Presidente (Calderón) tenía para expedir el reglamento de la Ley de Trata de Personas, sólo por la presión del Congreso, que lo hizo durante cuatro ocasiones, el viernes pasado expidió un reglamento; pero la vigencia y la Comisión Intersecretarial, la vigencia plena del mismo, él mismo se la puso un año después”.

Y el remache del priista: “Y una más: la Ley de Justicia para Adolescentes, en la que tanto interés había mostrado el Presidente Calderón, sigue estando pendiente de dictaminar en la Comisión de Justicia del Senado, casualmente presidida por un panista”.

Durante el sesionar de la Cámara de Diputados, intempestivamente un gran asunto cruzó esa atmósfera legislativa, de modo silencioso pero cortante como flecha. Y quien la lanzó, en medio de tantos ruidos, fue el Partido Acción Nacional.

En voz de Marco Antonio Peyrot Solís —un diputado del blanquiazul entre cuyos méritos figura ser hijo del que fue el secretario de Marina en el sexenio de Vicente Fox—, Acción Nacional ha presentado a la Cámara de Diputados una iniciativa de reforma a los artículos 76 y 89 constitucionales, en los que propone que el Presidente de la República ya no tenga que pedir permiso al Senado de la República para disponer con criterios propios la salida de soldados mexicanos, de territorio nacional.

En la iniciativa que ha presentado el PAN en voz del hijo del ex secretario de Marina de Fox, se plantea también que se le permita al titular del Ejecutivo federal (o sea a Felipe Calderón) autorizar el paso de otros ejércitos por territorio mexicano.

La iniciativa de PAN fue turnada a la Comisión de Puntos Constitucionales, para su revisión y posterior dictamen. Esta semana al menos, le sería imposible al PAN tener el voto positivo del PRI para una reforma constitucional de tal trascendencia. Pero tampoco al país nadie le garantiza que la próxima semana Germán haya conseguido su propósito: ablandar a los priistas.