A la carga contra García Luna por caso Cassez

IXTAPAN DE LA SAL/CIUDAD DE MÉXICO (29/ENE/2013).- El secretario consentido de Felipe Calderón siempre estuvo en el ojo del huracán.

Ayer, el presidente nacional del PRD, Jesús Zambrano, anunció que los grupos legislativos en el Senado y en la Cámara Diputados interpondrán una demanda penal y otra de juicio político contra Genero García Luna, ex secretario de Seguridad Pública, por las irregularidades en el caso Florence Cassez, que terminó con la liberación de la sentenciada a 60 años de cárcel por secuestro.

A la cruzada perredista se suma, por su cuenta, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, que acudirá a la PGR a plantear su inconformidad y va en busca de responsables de un proceso irregular.

Tras inaugurar la segunda reunión plenaria de los diputados del Partido de la Revolución Democrática (PRD), explicó que procederán para impedir que el caso quede en la impunidad, luego de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación ordenó liberar a la ciudadana francesa porque se violaron el debido proceso y los derechos humanos.

Respecto a la denuncia penal, Zambrano Grijalva informó que el coordinador del PRD en el Senado de la República, Miguel Barbosa Huerta, le confirmó que ya trabajan para interponer una demanda de este carácter contra García Luna, a quien entre otras cosas se acusa del montaje televisivo donde supuestamente son detenidos por agentes federales Israel Vallarta y Florence Cassez, en flagrancia, pues a la vez liberan a varios plagiados.

Por lo que toca a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, ésta prepara una denuncia ante la Procuraduría General de la República en contra de García Luna, y todos aquellos funcionarios que “hubieran participado directamente o los que autorizaron, o toleraron” el montaje por el cual Cassez tuvo que ser liberada.

PARA RECORDAR

La investigación

El 26 de marzo de 2012 la PGR anunció que investigaría el montaje televisivo que en su momento se armó para recrear la captura de Florence Cassez en diciembre de 2005, pero aclaró que intervendría sólo hasta que la Corte “finiquite el asunto”.

NTX/EL UNIVERSAL

> ANÁLISIS

Un salvavidas llamado Florence

Enrique Toussaint (periodista)

Distintas encuestas revelan que Francia es un país con profundo sentimiento nacionalista. Sólo basta con ver el apoyo a Nicolas Sarkozy en la fundación del Ministerio de Identidad Nacional, que tenía como objetivo discutir lo que significa ser francés; la negativa al proyecto constitucional europeo en 2005, o la alta aceptación a discursos nacionalistas radicales como el del Frente Nacional.

Los franceses siempre han creído en una especie de “excepcionalísimo” cultural y político. Y dentro de esta convergencia nacionalista, la protección de los franceses en el exterior se convierte en piedra angular de la política exterior en la V República.

La liberación de Florence Cassez ha provocado una reacción nacionalista desmesurada. No importa si es Le Monde (el periódico de izquierda) o Le Figaró (diario conservador); si son socialistas o partidarios del derechista Unión para un Movimiento Popular (UMP), los aplausos son unánimes y nadie duda en ponerle la etiqueta de “heroína” a Cassez.

No existen en Francia dudas sobre ella, las páginas editoriales la describen como una “víctima” de un sistema judicial ineficiente de un país corrupto.

El presidente francés, François Hollande, vio la oportunidad y, como su antecesor Nicolas Sarkozy, se subió al tren de pugnar por su inocencia.

Hollande no reivindicaba el debido proceso, sino interpretó la resolución de la Corte como la prueba más contundente de su inocencia. Y es que Hollande ve como a pocos meses de haber llegado al Eliseo, su crédito en la opinión pública se agota. Sus proyectos naufragan entre inconstitucionalidades y rechazo social.

No ha pasado su proyecto de gravar con 75% a los franceses más adinerados; hoy se vota en el Parlamento un proyecto para legalizar los matrimonios homosexuales en un clima de alta polarización, y la incursión en Malí no arrojó los resultados esperados. Así, cuando todavía no cumple un año en la Presidencia, su aceptación se encuentra por debajo de la dramática línea de los 40 puntos.

Se apellide Cassez, Betancourt o Colombo, la defensa de los ciudadanos franceses en el mundo suscita consensos en la élite política y económica francesa.

La izquierda francesa necesita oxígeno tras los magros resultados de Hollande en materia de recuperación económica y generación de empleos. Así, tanto para Sarkozy como para Hollande, Cassez significó un salvavidas en un mar lleno de desconciertos.