Este es el equipo que nació grande”, así resaltaba el legendario cronista deportivo Ángel Fernández Rugama a los Leones Negros de la Universidad de Guadalajara cuando narraba un partido de este conjunto, escuadra acogida como otra de las instituciones deportivas más representativas de Jalisco.Considerado como un equipo de arraigo y tradición, con una historia llena de alegrías y tristezas, el representativo de la máxima casa de estudios de los jaliscienses irrumpió con fuerza en el balompié profesional de México y, aunque compartió hogar con clubes de mayor raigambre como el Guadalajara o el Atlas, los Leones Negros llegaron para quedarse en el corazón de los tapatíos.Fue en 1974 cuando los Melenudos vieron la luz en la Primera División del país gracias a que la Universidad de Guadalajara compró la franquicia del club Torreón. A partir de ese momento, el conjunto universitario hizo del Estadio Jalisco su fortaleza, en la que cada 15 días se atiborraba el graderío para disfrutar de un estilo de juego agradable y pasional.Desde ese entonces, el equipo ha vivido momentos inolvidables como la Final de la temporada 1975-1976 en la que enfrentaron al poderoso América con apenas un año de existencia en el profesionalismo o aquella noche del 26 de enero de 1991, cuando levantaron la Copa México nada más y nada menos que en la cancha del emblemático Estadio Azteca.Nombres como los de Ignacio “Cuate” Calderón, Ignacio Trelles, Jair de Jesús Pereira, Belarmino de Almeida “Nené”, Eusebio de Jesús, Jorge “Vikingo” Dávalos y Daniel Guzmán han quedado escritos para la posteridad en las páginas de EL INFORMADOR, diario que ha retratado todos y cada uno de los momentos más sobresalientes en la historia de “El equipo que nació grande”.Este artículo forma parte de la edición conmemorativa de los 100 Años de EL INFORMADOR. El resto de los contenidos especiales están disponibles en ESTE ESPACIO y también puedes consultar la versión hojeable digital PULSA AQUÍ.