Una muestra de unidad entre Corea del Norte y del Sur se destacó ayer como el tema principal e inspirador de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno, en una ceremonia en que no estuvo ausente el colorido que le imprimieron algunas delegaciones por su vestimenta.Kim Yo Jong, hermana del líder norcoreano Kim Jong Un, cumplió su primera visita en la historia a Corea del Sur y estrechó la mano del presidente surcoreano Moon Jae-in. Ambos presenciaron un espectáculo de luces, sonido y danza, que comenzó con una exhibición de taekwondo por parte de equipos de las dos Coreas.Los deportistas norcoreanos y surcoreanos desfilaron juntos, agitando banderas que sólo mostraban el territorio de esta península sobre un fondo blanco. En su fantasía unificadora reflejaron el sueño que han tenido muchos coreanos.Una delegación de ambos países no marchaba de manera conjunta desde 2007.“Los deportistas de las dos Coreas trabajarán juntos por la victoria, y ello tendrá resonancia y se recordará en los corazones de la gente de todo el mundo como una señal de paz”, dijo Moon durante una recepción previa a la ceremonia, de acuerdo con su despacho.Horas después, Moon subió al podio que le cedió el presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach, y declaró oficialmente inaugurados los Juegos.Alrededor de 35 mil espectadores llenaron el Estadio Olímpico, para la ceremonia que incluyó referencias a la historia y la cultura de Corea, en un fragmento que llevaba el título de “La Tierra de la Paz”.AP / Mauricio GiaconíaLa delegación mexicana que toma parte en los Juegos Olímpicos de Invierno de PyeongChang 2018 se mostró orgullosa de representar al país y portar el lábaro patrio en la ceremonia de apertura de la competición.El Jefe de Misión, Carlos Pruneda, señaló que cada uno de los deportistas integrantes de la delegación mexicana se mostró feliz por tomar parte. “Estaban muy contentos, encantados, con mucha adrenalina y emocionados”.Indicó que ser parte de unos Juegos Olímpicos es maravilloso, porque acuden en representación de una nación, “es un orgullo, una sensación increíble entrar a un estadio atrás de tu bandera. Se pone la piel chinita, una gran adrenalina”.“Estuvo fuerte el frío, nosotros y la gente del público traíamos bolsas donde había un sarape, un gorro, rompe vientos, calentadores de asientos y lámparas”, expuso.En cuanto al uniforme que portarán los deportistas el día de su competencia, Pruneda destacó que la idea del tema sobre el Día de Muertos, fue obra del ex competidor Hubertus Von Hohenlohe, quien tras una visita a su prima en San Miguel de Allende vio el tema de las catrinas y calaveras.Jayne Torvill y Christopher Dean (Sarajevo, 1984, patinaje artístico) En una época donde las restricciones para el patinaje artístico eran mucho mayores que hoy en día, Torvill y Dean coreografiaron su propia rutina, algo que los patinadores de hoy ya no hacen. Con las notas del “Bolero de Ravel”, obtuvieron calificaciones perfectas de todos los jueces, consiguieron que todo el público presente se parara a ovacionarlos y hasta la fecha sigue siendo considerada la rutina más elegante, bella y perfecta de todos los tiempos.EU vs. URSS (Lake Placid, 1980, hockey sobre hielo varonil)En medio de la Guerra Fría, el “milagro”, como ahora lo apodan, vio al equipo de hockey sobre hielo amateur de Estados Unidos, derrotar a los favoritos, la Unión Soviética por marcador de 4-3 y de esta manera llevarse el oro olímpico. Sigue siendo considerado uno de los momentos más grandes en la historia del deporte estadounidense.Eddie Edwards (Calgary, 1988, salto de esquí)Durante 60 años, la Gran Bretaña no había tenido ningún representante en la disciplina de salto de esquí. Cuando Edwards entró a la competencia, pocos creyeron que podría completar la prueba. A pesar de que terminó último en salto de 70 y 90 metros, rompió el récord de salto de esquí para un atleta británico e incluso una regla nació gracias a su participación, la que obliga a que los atletas participen antes en competencias internacionales para poder inscribirse a los Juegos Olímpicos. La regla lleva su nombre.Franz Klammer (Innsbruck, 1976, descenso)El esquiador austriaco tuvo una carrera memorable para asegurar el oro cuesta abajo en Innsbruck, la cual es considerada como una de las mejores actuaciones de la historia de los Juegos. Klammer descendió con imprudencia, sin miedo, rebotando y tropezando en su camino hacia una merecida victoria.Lindsey Jacobellis (Turín, 2006, campo traviesa)La estadounidense, una profesional en snowboard, en la prueba de campo traviesa tenía a su más cercana perseguidora a un kilómetro y medio de distancia, a manera de show y casi burla, intentó un llamativo agarre en el penúltimo salto de la primera Final de snowboard femenil. ¿El resultado? se cayó, y llorando llegó en segundo lugar.