Jalisco | En tres patadas por Diego Petersen Farah Ya toca El éxito de la FIL ha sido hasta ahora su ambición de crecimiento y su capacidad para entender el mercado de las ferias del libro con un rasgo distintivo: la fiesta Por: EL INFORMADOR 3 de diciembre de 2010 - 07:20 hs La Feria sigue siendo la Feria. Su potencia, calidad de organización, despliegue, pero sobre todo, su capacidad para convocar, especialmente a los jóvenes, es impresionante. La Feria Internacional del Libro de Guadalajara es el evento cultural más importante del país; es una de las cinco grandes ferias del mundo; es el espacio más importante para dar a conocer y negociar la literatura en español (hay que decir en lengua castellana para estar ad hoc con el invitado de este año); y una de las ferias que más derrama económica deja a la ciudad. No obstante, hay un corrillo permanente en los pasillos de la Feria, y es que este año, algo faltó. El invitado es sin duda uno de los elementos fallidos. O a Castilla y León les quedó grande la Feria, o se lo tomaron poco en serio, o lo que está representado en realidad no es otra cosa que la crisis económica por la que está pasando España. Nunca el stand del país invitado había estado tan pobre en todos sentidos: en diseño, en capacidad de comunicación y en oferta editorial. El de Cuba, por ejemplo, fue también un stand poco gastado, pero resuelto con gran creatividad. La presencia en la ciudad fue también raquítica. Mientras que en otras ediciones los museos se llenaban de expresiones del invitado de la Feria, en esta ocasión Castilla y León tuvieron presencia sólo en el Cabañas y con una exposición que dejó mucho que desear. Las comparaciones, dicen, son odiosas, pero lo verdaderamente odioso es el resultado de las mismas. Es inevitable acordarse, por ejemplo, de la presencia de la cultura catalana que inundó la ciudad y la Feria con una fuerza que Castilla y León simplemente no lograron. Otro gran tema fueron las ausencias o cancelaciones. No sólo de los grandes, Mario Vargas Llosa o Carlos Fuentes, sino de decenas de personajes mayores o menores que simplemente no vinieron. Todos los años hay cancelaciones, es inevitable en un programa donde los invitados se cuentan por miles, pero este año han sido más que notorias las ausencias. Por otro lado, los programas académicos que organiza la propia Universidad fueron más bien planos. La sensación de déjà vu y que simplemente llenaron por llenar fue inevitable. Y, finalmente, la crisis por la que atraviesa la industria editorial fue más que visible: pocas novedades y muchas reediciones. El éxito de la FIL ha sido hasta ahora su ambición de crecimiento y su capacidad para entender el mercado de las ferias del libro con un rasgo distintivo: la fiesta. Cuesta trabajo, cuando se tiene un producto tan exitoso, moverse y renovarse. Pero la Feria Internacional del Libro en Guadalajara necesita, para mantener el liderazgo, reinventarse de tiempo en tiempo. Ya toca (también en el sentido que lo decía Germán Dehesa, pues ya es viernes). Temas Diego Petersen Farah En tres patadas Lee También Sociales: 21° Torneo Adolf Horn de American Chamber México | Capítulo Guadalajara NFL: Los Ravens dominan a los Chargers Oktoberfest 2024: una tarde de intercambio culturalconvivencia alemana Sociales: Santiago Méndez Díaz, bautizo y cumpleaños en familia Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones