Miércoles, 18 de Septiembre 2024
Jalisco | Lo que ocupa la cabeza de los tapatíos son las compras navideñas

¿Y dónde quedó el fin del mundo?

Miles de personas llenan las calles del Primer Cuadro de la ciudad sin un ápice de preocupación por la integridad del planeta

Por: EL INFORMADOR

Quizá han sido tantas las profecías mal quedadas que la gente ha preferido ignorarlas y seguir con su vida. EFE  /

Quizá han sido tantas las profecías mal quedadas que la gente ha preferido ignorarlas y seguir con su vida. EFE /

GUADALAJARA, JALISCO (21/DIC/2012).- Se llegó el día y el fin del mundo le quedó mal a la humanidad. Bueno, a los que lo esperaban, porque a buena parte de los tapatíos los tenía sin pendiente. "Lo que se está acabando es el dinero", dijo Lorena Ríos, quien andaba de compras en el Centro. Como ella, miles de personas llenan las calles del Primer Cuadro de la ciudad sin un ápice de preocupación por la integridad del planeta, lo que ocupa su cabeza es que se hace tarde y los regalos de Navidad aún no están completos.

-Señora, ¿se preparó para el fin del mundo?

-No, para nada, mientras uno esté confesado siempre está preparado. Respondió con agilidad, y su esposo apuró otra contestación, "Yo sí te voy a decir algo, el mundo se está acabando desde que se creó, como uno, ¿no?", y cierran con una sonrisa.

Más contestaciones católicas apuraron entre los consultados. -Señora, hoy es el día final, ¿se preparó?  "'nadie sabe ni el día ni la hora, sólo mi padre', dice la palabra. No hay que preocuparnos por eso", y cruzó al otro lado de avenida Juárez, a la altura de 16 de Septiembre.

Pero también hubo quien ya ni se acordaba de la profecía maya, que muchos interpretaron como la venida de alguna especie de cataclismo. "¿Hoy era?, ¿hoy qué es?", le pregunta David López a su acompañante, no recordaba que la fecha había llegado, "¡ah, de veras! (ríe) pues yo no veo nada, quien sabe a qué hora nos vaya a llegar".

Y como la vida, David siguió su camino rumbo a la tienda de discos, piensa comprar un certificado de regalo para su intercambio del trabajo. Todo sigue su curso normal, excepto las cajeras de las tiendas departamentales, que atienden filas cada vez más largas en los pasillos de su sucursal.

Quizá han sido tantas las profecías mal quedadas que la gente ha preferido ignorarlas y seguir con su vida, cada vez con menos preocupación al respecto, tal como lo comentó Rigoberto Ponce, otro transeúnte que sintió el día con el mismo frío, la misma contaminación, más gente y menos dinero en la cartera, "es a lo que uno le tiene más miedo, ¿verdad? a quedarse sin qué comer". Y se incorpora al flujo de consumismo del Centro tapatío.

EL INFORMADOR / VIOLETA MELÉNDEZ

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