Martes, 26 de Noviembre 2024
Jalisco | Al revés volteado por Norberto Álvarez Romo

Volver al futuro... otra vez

Se ha vuelto a crear una Agencia Espacial Mexicana, lo que ha tomado ¡cinco años! de gestiones y cabildeos legislativos

Por: EL INFORMADOR

Han pasado más de 50 años de cuando México se inició por los caminos del espacio sideral. Una parte de la historia de nuestro país (que casi ha sido olvidada) es el hecho de que México contó con una base de lanzamiento de cohetes y con un programa espacial propios que bien merecieron el reconocimiento internacional en su día. En el año 1957 se inició un programa experimental de lanzamiento de cohetes que, después de varios intentos fallidos, el 28 de diciembre tuvo lugar el primer vuelo exitoso. Ocurrió pocas semanas después de que llegara el primer ser viviente al espacio, una perra rusa llamada Laika.

Dos años después, el proyecto se consolidó cuando fue lanzado el cohete-aparato SCT-1, que alcanzó una altura de cuatro mil metros. En 1960, el SCT-2 fue lanzado hasta una elevación superior a los 25 mil metros.

Luego, en agosto de 1962 (por decreto presidencial) se creó la Comisión Nacional del Espacio Exterior (Conee), dependiente de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), como el organismo técnico especializado encargado de controlar todo aquello relacionado con la investigación, la explotación y la utilización con fines pacíficos del espacio exterior. Gracias a la Conee, México entró a la era satelital y transmitió a todo el mundo los Juegos Olímpicos de 1968. La Comisión tuvo casi 15 años de vida, cuando en 1977 fue disuelta, así nomás.

Medio siglo después de haber ingresado a la era espacial junto a las grandes potencias, los mexicanos no fuimos capaces de mantener el ritmo del desarrollo tecnológico aeroespacial, ni siquiera en papel membretado. A todos los países que siguieron el camino hacia el espacio exterior les ha ido bien económica y científicamente, incluyendo aquellos tardíos, como lo fueron Brasil, India y China (junto con Rusia, conocido hoy como el BRIC, el bloque económico de mayor empuje mundial).

Recientemente se ha vuelto a crear una Agencia Espacial Mexicana, lo que ha tomado ¡cinco años! de gestiones y cabildeos legislativos, muchas veces a contra corriente de mezquinas politiquerías. AEXA (como se le llamará ahora) promete implementar y desarrollar nuevas tecnologías en beneficio del país en áreas como: Seguridad Nacional, Percepción Remota, Medicina, Ecología, Telecomunicaciones, Calidad Industrial, entre otras más.

La resurgida Agencia Espacial Mexicana será también encargada de la colaboración en los distintos programas espaciales internacionales, en cuya participación podrá crear miles de empleos calificados en alta tecnología, al vincular nuestra industria nacional con el desarrollo científico y económico que este sector global trae consigo.

Aunque fue escéptico, omiso y ausente durante estos años de su re-gestación y renacimiento, al Gobierno local de repente se le ha ocurrido que participar en esto de lo “espacial” podría ser una buena oportunidad para hacerse de una rebanadita de un pastel exquisito. Más vale tarde que nunca. Lamentablemente, la oportunidad de liderazgo, en su tiempo se perdió por desidia.

Por ejemplo, el establecimiento del Colegio del Aire ha fomentado aquí una fuerte presencia de diferentes aspectos de la aeronáutica y la aviación. Sin embargo, inversiones recientes en la industria aeroespacial se han establecido preferiblemente en otros estados de la República que han valorado mejor su presencia y potencial. La Sociedad Espacial Mexicana (fundada en Jalisco) desde hace años ha exhortado a promover y establecer la AEXA aquí. Sin embargo, sólo se le prestaron oídos sordos a sus recomendaciones y propuestas.

Nadie es profeta en su tierra. Aún menos si en su tierra reinan oportunistas miopes que no aprecian volver a mirar hacia el futuro y a los sueños que desde allá nos podrán inspirar.

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