Jueves, 17 de Octubre 2024
Jalisco | Crece el peligro en temporal de lluvias

Vecinos del Canal de Atemajac piden prevenir inundaciones

El desbordamiento del afluente hace tres semanas causó pérdidas materiales a los habitantes del lugar. Conscientes de los riesgos, están a favor de que el río sea entubado

Por: EL INFORMADOR

Algunos vecinos ya están acostumbrados a vivir a vivir en contacto con el río. E. PACHECO  /

Algunos vecinos ya están acostumbrados a vivir a vivir en contacto con el río. E. PACHECO /

GUADALAJARA, JALISCO (15/JUL/2010).- Era un jueves por la noche, el reloj ya había marcado las 20:00 horas y el cielo estaba nublado, los truenos anunciaban que llegaría una gran tormenta, pero los vecinos de la colonia Santa Elena de la Cruz no se imaginaban que sería más que una abundante lluvia.

“El agua del río se estaba metiendo a mi casa y me asusté, salí corriendo con mi mamá y mis hermanos para arriba”, recuerda la niña Montserrat, de seis años, cuando hace casi tres semanas el cauce del río subió unos seis metros y alcanzó a inundar su casa que está en la ribera del río Atemajac, asentada a cuatro metros de altura de la corriente y a un metro de distancia horizontal,  a una cuadra del cruce del Periférico y la avenida Álvaro Obregón.

María de la Paz estaba en su casa preparando la cena, las gotas de lluvia se escuchaban golpear fuertemente el vidrio de su ventana y su puerta de aluminio. Sus hijos entraron gritando que el agua del río ya casi los alcanzaba, “¡amá, el río se está saliendo!”,  exclamó su hijo de ocho años.

En cuanto abrió la puerta para asomarse, sus pies ya estaban mojados.
María abandonó su vivienda desde el pasado 24 de junio, después de que el cauce del río creció repentinamente y la inundó. “Perdí todo, mis camas, mis cobertores, una cómoda, mis trastes, el refrigerador, comida”, recordó María. Algunas otras cosas las tiró porque estaban inservibles, como sábanas y colchones, “no los iba a usar después de que se contaminaron con el agua apestosa del río”.

Desde esa fecha ninguna autoridad se ha presentado en la zona para prevenir a los vecinos o evaluar daños.

Al caminar por las calles aledañas al Río Atemajac se percibe un olor a cañería. En el trayecto del río, desde Federalismo hasta Periférico Norte, se ven llantas tiradas, deshechos de comida, escombro, animales muertos, ropa, botellas de vidrio, plástico y latas.

María se queja del penetrante olor del río que le ha provocado dolor de garganta desde que llegó a vivir ahí hace tres años. Nadie le advirtió ni se imaginó las consecuencias de la contaminación ambiental en la zona. Si pudiera cambiarse de casa lo haría, pero su condición económica lo impide. Ahora vive de manera improvisada en otra casa a la vuelta de donde habitaba, la diferencia son dos metros más de altura.

Anita Hernández vive enfrente de María de la Paz, al otro lado del río. Las enfermedades son constantes en los alrededores. Dos meses después de que llegó a vivir a esta zona hace 26 años, su cuerpo empezó a resentir la contaminación. Primero vinieron dolores de cabeza, después de ojos y ahora hasta náuseas y fiebre le dan de vez en cuando. Ella acusa que el aumento de residuos se debe a las personas que pasan a trabajar en la mañana y avientan sus bolsas de basura al río.

Anita tiene una tienda de abarrotes, ese día bajó la cortina de su local, colocó unos pedazos de plástico y unos bloques de cascarón de huevo para disminuir la filtración del agua y que su mercancía no se dañara, “parecía otro río aquí afuera de mi casa”. A los vecinos de Anita también los sorprendió al agua. Se inundaron unas ocho viviendas aledañas, en la calle Lusitania, entre las calles Juan Sánchez y Del canal.

Durante un lustro Anita no ha visto mayor cambio en la infraestructura del lugar, sólo se construyeron tres puentes de un metro de ancho y unos seis metros de largo, por donde apenas caben dos personas caminando, y se colocó una red de alambrado alrededor del canal para prevenir accidentes e impedir el acceso.

A Elsa Samoya, de 50 años, el agua la tomó por sorpresa. El río inundó su casa un metro. Tres colchones se empaparon y en uno solo durmió con su papá, y sus tres hijos. Los otros tres colchones estaban estilando y los tuvo que tirar: “Apestaban bien gacho, a pura popó, pero ni modo, así nos tuvimos que acostar en uno”.

Para Francisco Montes, de 79 años, el 24 de junio fue el día en que San Juan les echó la mala suerte. “Ya nos íbamos a ir a dormir y cuando le dije a mi hija que fuera a cerrar la puerta se escuchó cómo la fuerza del agua la tronó”. Esa noche fue de trabajo extraordinario para ellos, tuvieron que esperar una hora para que bajara el nivel del agua y desembocara en el resumidero del patio de su casa. A las dos de la mañana terminaron de sacar los deshechos que el río les había dejado en su casa.

Los vecinos que viven al margen de las aguas coinciden en que el río debería ser entubado para prevenir más inundaciones y daños a su patrimonio. Mientras tanto, seguirán con la incertidumbre, con el peligro de que “el río vuelva a salirse” y con la necesidad de que el ingenio salga a flote.

Aunque no sea suficiente, a Elsa se le ocurrió comprar silicón y ponerlo alrededor de sus puertas y ventanas como una especie de sellador para proteger su casa este temporal de lluvias. “Como dice el Gobierno, hay que prevenir antes que lamentar”, advierte Francisco.

Fabián Ramírez Flores

Para saber

El alcalde de Guadalajara, Aristóteles Sandoval, anunció obras de entubamiento del Canal de Atemajac en el tramo que va de Federalismo a Periférico. Para ello, hay un punto de acuerdo de tres diputados federales priistas.

El SIAPA, por otro lado, anunció un proyecto de entubamiento parcial y saneamiento de las aguas con colectores que separen las aguas residuales que actualmente se descargan en el lecho.

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