Vecinos de tres colonias sufren por desechos del rastro de Zapopan

ZAPOPAN, JALISCO (25/OCT/2013).- Los niños no juegan en la calle por el hedor del arroyo, y cuando lo hacen, regresan asqueados a su casa. Esos mismos olores a sangre descompuesta y otros residuos son los que, por su intensidad, despiertan a los vecinos en la madrugada, los que también les quitan el apetito por la tarde, les provocan dolores de cabeza, irritación de ojos, náuseas y otras molestias.

“Todo el santo día huele, pero ya como de esta hora [alrededor de las 14:00 horas] en adelante va a empezar a oler y más en la madrugada. Si usted deja ropa tendida en el patio, al otro día amanece con el olor horrible y tenemos que volverla a lavar porque se impregna todo, cuenta Leticia Huerta Rodríguez,  vecina de la colonia Bosques del Centinela.

La fuente de los malos olores son las descargas de residuos a cielo abierto del rastro de Zapopan al Arroyo Seco, que, previo a desembocar en el Río Santiago, afecta directamente a los vecinos de las colonias La Grana, El Vergel y la de la señora Leticia, quien tiene a sólo unos metros de su casa el maloliente cauce.

A pesar de que la Comisión Estatal del Agua ha señalado desde 2012 que estas descargas rebasan exponencialmente los límites de componentes permitidos por la Norma Oficial Mexicana 001-Semarnat, lo que implica una contaminación constante de 173 mil litros de agua del arroyo por día, el director de Servicios Públicos de Zapopan, Enrique Rodríguez, asegura que el agua desechada ya pasó por su planta de tratamiento… aunque ésta la arroja oscura y con mal olor, reconoce.

Sin embargo, para el profesor investigador de la Universidad de Guadalajara, Joel Gurubel, el agua arrojada a cielo abierto en condiciones como las del rastro no puede tratarse de un líquido que cumpla con las normas federales para reutilizarse, pues incluso representa un riesgo para el medio ambiente.