Una vida vale la pena

Tras volcarse el automotor en el que viajaban, cuatro personas resultaron lesionadas de manera regular, mientras que una más perdió la vida. El accidente ocurrió el sábado 2 de abril por la mañana, minutos antes de las 06:30 horas, sobre el Anillo Periférico a su cruce con la Avenida San Isidro, justo frente a una plaza comercial.

El percance pudo ser originado debido a que el fallecido conducía en estado de ebriedad, ya que dentro y fuera del vehículo se localizaron varias latas de cerveza, además de que todos presentaban aliento alcohólico.

La nota, publicada por EL INFORMADOR, es una más de las que cotidianamente aparecen en las páginas policiacas de los diarios locales, junto con las de lesionados o muertos en riñas, las de pleitos y balaceras, las de “ajustes de cuentas”. ¿Qué tiene de singular la primera? Que la causa de la muerte del conductor del vehículo es la fatal combinación de alcohol en la sangre y exceso de velocidad que suele elevar los riesgos de accidentes y muertes.

Esa cotidianeidad de los percances que tienen su origen en el consumo excesivo, irresponsable, de alcohol, llevó al Congreso local a tomar en sus manos el abordaje legal del problema para tratar de acotar, mediante penas corporales y económicas, las infracciones a la ley pero, sobre todo, reducir el número de muertes por estas causas.

Tengo la impresión de que la aprobación de las modificaciones legales que dio como resultado la llamada ley salvavidas (otros la llaman ley antiborrachos y algunos prefieren el ascéptico ley de diversión responsable), estuvo afectada por cierta prisa de los diputados locales a fin de mostrarle a la sociedad que no son un contingente de privilegiados que producen poco en sus responsabilidades en función de lo que cobran en lo individual y lo que nos cuestan a los ciudadanos.

Ahora, con todas sus deficiencias, el paquete de reformas legales ha arrojado resultados positivos. La secretaria técnica del Consejo Estatal para la Prevención de Accidentes en Jalisco (CEPAJ), María del Rocío Morquecho Macías, reveló que “de septiembre de 2010 a marzo de este año murieron 31 jóvenes a consecuencia de la conducción bajo los efectos del alcohol, y en el mismo periodo inmediato anterior (septiembre 2009-marzo 2010) fueron 45”.

Las autoridades pretenden, en una nueva fase de la campaña, trabajar durante los meses de abril y mayo en las escuelas con el fin de desalentar la conducción bajo los efectos del alcohol, principalmente entre jóvenes.

A los diputados les toca dar otra vuelta a la tuerca legal para cerrar el paso a los conductores irresponsables. Lo que hicieron mal lo pueden corregir. Una sola vida vale que dejen sus protagonismos, sus afanes preelectorales, sus confrontaciones partidistas y se pongan a trabajar.