Una escuela reprobada en materia de instalaciones

GUADALAJARA, JALISCO (02/ABR/2014).- Desde la fachada, la escuela no parece invitar al transeúnte a entrar. Paredes descarapeladas, vigas expuestas y herrería oxidada reciben a los estudiantes que, armados con libros y cuadernos, entran al turno vespertino de la escuela Basilio Vadillo. El interior no es mucho mejor, los azulejos rotos, las ventanas sin vidrios y el piso desnivelado son tan sólo una muestra del deterioro que presenta el lugar, lo cual es de esperarse en una construcción que ha alcanzado ya los tres cuartos de siglo.

Al final de un pasillo de paredes desconchadas que parece estar repleto de historias, espera la supervisora escolar Josefina Díaz. Pina, como le gusta ser llamada, tiene ya ochenta y ocho años. No obstante, la jubilación no parece estar contemplada en sus planes futuros. A pesar de contar con más años que la institución en la que trabaja, Pina no desea retirarse hasta reparar las precarias condiciones en las que se encuentra la escuela, en la cual ha laborado por más de treinta años. "Dice que primero muerta antes que abandonar la escuela", comentó uno de sus colegas.

La restauración es inminente. Muchos baños están clausurados y los que permanecen aún en funcionamiento se encuentran muy deteriorados, el piso está resquebrajado, hay algunas fugas de agua y la porcelana de algunos lavabos está rota. El patio de juegos tiene un terreno irregular, hay levantamientos en todas partes y grietas en el pavimento. Pina mira a las instalaciones de su escuela con tristeza, "es un peligro para las criaturas, nos duele que nuestra población escolar tenga este tipo de edificios".

El Censo de Escuelas, Maestros y Alumnos de Educación Básica y Especial (CEMABE) señala que, en Jalisco, existen cerca de 9 mil niños que estudian en condiciones precarias, sin embargo, los recursos de las mismas escuelas parecen ser insuficientes para realizar las reparaciones pertinentes. "El terreno es muy grande y nuestra gente no tiene con qué aportar para arreglarlo, aquí es urgente la ayuda de quienes pueden hacerlo", señaló Pina.

A pesar de haber sido declarada por la como patrimonio de la ciudad de Guadalajara por la Coordinación de Patrimonio Histórico-Artístico, la escuela Basilio Vadillo ha sufrido varios intentos de demolición para usar el edificio para el proyecto de ciudad digital. Sin embargo, tanto la supervisora como la directora de la primaria, Guadalupe González, han trabajado incansablemente para evitar su destrucción. "Seguiremos luchando por lo que vale, tenemos años aquí y le tenemos mucho cariño a la escuela, aquí hay mucha historia y se tiene que preservar, no destruir", declaró la maestra Josefina.

EL INFORMADOR / DANIELA CASTILLO