Lunes, 25 de Noviembre 2024
Jalisco | La ciudad y los días por Juan Palomar Verea

Una emergencia urbana

El Plan de Movilidad no Motorizada que se presentó hace pocas semanas, y que representa una gran oportunidad y un gran desafío para la metrópoli, arroja datos muy interesantes

Por: EL INFORMADOR

El Plan de Movilidad no Motorizada que se presentó hace pocas semanas, y que representa una gran oportunidad y un gran desafío para la metrópoli, arroja datos muy interesantes. Por ejemplo, que casi la tercera parte de todos los desplazamientos cotidianos se realizan a pie. Es un dato muy relevante. Y que permite establecer, con toda pertinencia, acciones inmediatas que tienen no sólo una sólida justificación sino una extremada urgencia. Una de ellas: arreglar las banquetas.

Arreglar las banquetas es una acción humilde y aparentemente sencilla. Su correcta realización no dará grandes reflectores ni “glorias” urbanísticas. Pero es mucho más importante y justificable, con cifras en la mano, que cualquier otra obra vial.

Se habla de una danza de millones, por ejemplo, para renovar las superficies de rodamiento de las exhaustas calles tapatías. Por más que sufran las suspensiones de coches y camiones, más sufren los centenares de miles de peatones que varias veces al día tienen que soportar el estado actual de las banquetas. Nomás que no es espectacular, y lo peor, ya nos acostumbramos a ir sorteando agujeros, escalones prohibidos, pavimentos inapropiados, coches atravesados por todos lados, puestos callejeros mal acomodados y un largo etcétera. Ya nos acostumbramos a que las banquetas estén feas, sucias, descuidadas y pelonas.

Nadie se acuerda que en los reglamentos municipales se obliga a que haya un árbol apropiado cada seis metros. Habría que preguntarles a los peatones del Centro sobre el arreglo de banquetas de las cerca de 150 manzanas de la demarcación que hizo la administración municipal pasada. Habría que caminar por allí, y acordarse lo que era. Habría que acordarse de que, más allá de politiquerías, esa fue la primera parte de un arreglo de las banquetas de la ciudad que está planeada para irse expandiendo cada vez más. En beneficio directo de la gente, no de ningunos colores.

Es extraño que, en Guadalajara, se armen alegatas grandes y chicas por todo, que los destacados urbanistas se ocupen de opinar ampliamente sobre lo que parece más obvio y no se hable de lo que es un verdadero escándalo urbanístico tapatío: aquí NO se puede caminar en paz por las banquetas. Simplemente piénsese en los ciegos, en la gente mayor, en las mamás con hijos chicos, en quienes tienen que circular con alguna carga. Y piénsese ahora en todo mundo, que realiza la tercera parte o más de sus traslados sobre banquetas vergonzosas en gran proporción.

Todos los grandes proyectos necesitan de análisis, consensos, alternativas y soluciones viables. El gran proyecto de las banquetas ya los tiene: todo mundo está de acuerdo en que deben ser apropiadas. Hacer las obras requiere cuidado y paciencia, y no esperar que esta verdadera reivindicación de la ciudadanía tapatía sea grandiosa, fotogénica y espectacular. Simplemente hacerlo.

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