Una Expo amurallada recibe a Peña Nieto

GUADALAJARA, JALISCO (22/OCT/2013).- La Expo Guadalajara tiene doble muralla. La primera barrera que rodea al recinto es de barrotes de fierro que llegan a la cintura, la segunda, de camionetas negras Suburban bien enfiladas, entre las que se cuelan vehículos de la Policía Federal. El lugar está dispuesto así para recibir al Presidente Enrique Peña Nieto y su cortejo.

No hay vialidades cerradas, pero sí acordonadas. En Avenida Las Rosas se distribuyen elementos de seguridad y vialidad cada 50 metros para control del flujo de vehículos y peatones, para asegurar que se acerquen lo menos a la puerta de entrada del presidente. Las banquetas sí están cerradas: los transeúntes no pasan por la acera donde se accede a la Expo.

Brotan hombres vestidos de negro de la zona de la entrada de la Expo en Las Rosas. Hablan por un radio, intercambian claves y atrás de sus lentes oscuros saludan a los militares rígidos que con su arma larga bajo el brazo son parte del operativo de seguridad.

Porque se trata de la seguridad del Presidente, los comandantes de la Policía Vial no dan información, si quiera, sobre las movilizaciones.

Las barreras de seguridad están distribuidas por todo el camino del aeropuerto a la Expo, explica, sin autorización para ello, un agente de vialidad. Por Carretera a Chapala, Lázaro Cárdenas y Mariano Otero hay ojos que velan por la integridad del presidente.

La muralla de seguridad pasa a ser humana cuando Peña Nieto llega a la Cumbre de Negocios, albergada en la Expo, donde las manos se atiborran para saludarlo, las voces para decirle y las cámaras para fotografiarlo, mientras su séquito lo permita.
 

EL INFORMADOR/ ALEJANDRA PEDROZA