Martes, 26 de Noviembre 2024
Jalisco | La ciudad y los días por Juan Palomar Verea

Un proyecto que cambiará a México (*)

La estrategia que Ciudad Futura impulsa se basa en el establecimiento de un plan de rescate hidrológico ambiental de la ciudad de México

Por: EL INFORMADOR

Desde hace más de 15 años, un grupo de profesionales ha trabajado en Ciudad Futura. ESPECIAL  /

Desde hace más de 15 años, un grupo de profesionales ha trabajado en Ciudad Futura. ESPECIAL /

Ciudad Futura, nombre con el que se ha querido identificar el proyecto que hoy nos reúne, puede ser la intervención arquitectónica y urbana más ambiciosa y más significativa de este principio de siglo mexicano. Desde hace más de 15 años, un grupo de profesionales de distintas disciplinas ha desarrollado y tratado de impulsar una estrategia radical que encierra una amplia gama de implicaciones y posibilidades: volver a la original esencia y vocación de la capital del país como ciudad lacustre.

La estrategia que Ciudad Futura impulsa se basa en el establecimiento de un plan de rescate hidrológico ambiental de la ciudad de México. Sus grandes líneas incorporan el aprovechamiento del agua pluvial, la racionalización y reciclamiento del drenaje, la mejoría de las condiciones ambientales y el radical incremento en las áreas acuáticas y verdes. De allí a un redireccionamiento del desarrollo urbano en términos sustentables.

A estas alturas, no hay un proyecto específico que concierna directamente, como lo hace éste,  la calidad de vida de más de 20 millones de mexicanos. Sus implicaciones ecológicas y ambientales, urbanas y arquitectónicas, educativas y culturales son evidentes. De allí a su urgencia. Como país, nuestro atraso en términos de la deseada sustentabilidad es un grave lastre que afecta directamente la vida de todos los mexicanos. Cada año, cada día que pasa sin encarar frontalmente este problema significa un costo humano gravoso e injusto. E irrecuperable. Por eso, más allá de toda retórica, la pregunta que me parece pertinente hacernos hoy, ahora, es ¿qué pasos concretos, qué acciones, son las que deberemos tomar para que el rescate de los lagos del Valle de México se instale definitivamente en la agenda inmediata del país?

Mucho se ha intentado en el pasado por este grupo, mucho se sigue y se seguirá haciendo para impulsar esta vuelta a la ciudad lacustre. Por eso estamos hoy aquí, presentando este libro, y más allá, convocando a la corresponsabilidad, a la generosidad y a la acción. Una vuelta, un regreso, pero también una ruptura y una apuesta decidida hacia el futuro.

Para instalar eficazmente a este proyecto en la agenda comunitaria, es preciso lograr su identificación clara en los ámbitos públicos. Permear la estrategia a capas amplias de la población: lograr una adecuada difusión, impulsar su discusión y razonamiento en la escena comunitaria. En este sentido resulta esencial el trabajo de y con los medios masivos de comunicación. Es necesario continuar la convocatoria a los actores de la sociedad civil con capacidad de socializar y profundizar la estrategia. Sumar a los gremios de científicos e intelectuales, de artistas, ingenieros, arquitectos, a los grupos que trabajan en los temas ambientales y urbanos. Igualmente, incidir directamente en los actores políticos, hacerles ver que esta causa atañe a una fuerte proporción de la población nacional y que gravitará sensiblemente sobre el futuro de todas nuestras ciudades. Las repercusiones nacionales de una estrategia que primero tiene que ver con el Valle de México y su región habrán de implicar todo un cambio de paradigmas en las políticas ambientales y urbanas del país.

La convocatoria que representa Ciudad Futura tiene todo que ver con la responsabilidad que las presentes generaciones enfrentan. La de revertir un proceso de deterioro ambiental y urbano que ha largamente persistido en el Valle de México –y en general, en el país– y cuyos orígenes se encuentran en una lectura utilitarista e inmediatista del territorio. De esta lectura se ha derivado un modelo de desarrollo urbano que ha demostrado hasta la saciedad su carácter depredador y excluyente, su incapacidad para sostener con sensatez y armonía las vidas de la población. Volver a la ciudad lacustre es retomar la vigencia del respeto por el territorio y sus condiciones, pensar que la ciudad puede aspirar a ser un contexto que pueda sustentar y propiciar la felicidad de sus habitantes.

No es quizás gratuito el hecho de que nos encontremos ahora en la hospitalidad de los espacios que Luis Barragán quiso dejar como un legado a México. Ingeniero con estudios en temas hidráulicos, el arquitecto fue un maestro insuperable en la comprensión y la amistad del agua. Que esa vocación por la armonía y el equilibrio, por la belleza misma, ayude a convocar y multiplicar los esfuerzos de quienes hemos decidido impulsar el proyecto de la Ciudad Futura.  

(*) Participación en la presentación del libro Ciudad Futura. Casa Luis Barragán, ciudad de México, 3 de febrero 2011.

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