Miércoles, 27 de Noviembre 2024
Jalisco | En tres patadas por Diego Petersen Farah

Un mal chiste de los dioses

Qué bueno que el presidente defienda los derechos humanos de los migrantes, ahora hay que hacerlo

Por: EL INFORMADOR

Diego Petersen Farah.  /

Diego Petersen Farah. /

Las coincidencias son las jugarretas de los dioses que se divierten moviendo las piezas del tablero para hacer tropezar a los mortales. Y bueno, es normal: debe ser aburridísimo ser dios para toda la eternidad y estar sólo observando lo que pasa en el mundo sin meter la mano. Los dioses no tienen, pues, más tentación y diversión que generar coincidencias. La de ayer es digna de la mayor de las alabanzas.

Al mismo tiempo que el Presidente de la República Felipe Calderón, lanzaba en Puerto Vallarta la más enérgica protesta (es decir con volumen alto) contra las políticas migratorias violatorias de los derechos humanos, salía a la luz una declaración de George Bush en el diario The Times de Londres, en la que no sólo aceptaba las asfixias simuladas (nombre elegante de los famosos bucitos y tehucanazos, tan famosos en México) como método de investigación del Ejército, sino que incluso las recomendaba. El enérgico llamado del presidente queda como una mala broma ante el descaro y el cinismo del ex presidente gringo promoviendo la tortura.

En el tema de la migración lo único que no funciona es verlo como un asunto de principios morales.

Qué bueno que el presidente defienda en el discurso los derechos humanos de los migrantes, ahora hay que hacerlo. México es un país que por su situación geográfica (tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos, diría Porfirio Díaz) es a la vez receptor y generador de migraciones, y es evidente que México no le da a los migrantes centroamericanos el trato que exige para los paisanos en Estados Unidos.

La economía y la estabilidad social de este país dependen, y dependerán en los próximos 20 años, en gran medida de la migración hacia los Estados Unidos. Sin las remesas que envían los migrantes y sin los empleos que genera la economía estadounidense para jóvenes mexicanos, este país entraría en shock. Pero de igual manera, sin la mano de obra mexicana la economía de los vecinos del Norte se viene al suelo en competitividad. Si algo le permite a Estados Unidos seguir produciendo a precios relativamente razonables en un mercado global, es la mano de obra migrante, fundamentalmente la mexicana.

Más allá pues de los discursos moralistas de uno y otro lado de la frontera, el tema migratorio es un asunto de mercado laboral y lo que hay que hacer son políticas públicas concretas de protección de migrantes en México y del otro lado de la frontera. Voluntad política que no se refleja en el presupuesto es demagogia, y en el presupuesto no se está discutiendo cambio alguno en las políticas públicas de migración. Lo demás queda en un mal chiste de los dioses.

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