Un buen regalo

Si algo ha cambiado en los últimos años es la forma como que tenemos que ver y entender las ciudades. Ya no se trata sólo de pensar las manchas urbanas ni es suficiente trabajar sobre la idea de conurbación. Las grandes ciudades son hoy no sólo el espacio urbanizado sino el centro en torno al cual gira una región y se articulan un territorio y una economía. La competencia mundial en el siglo XXI no será entre países sino entre ciudades, nos han dicho hasta el cansancio los urbanistas y los economistas. Guadalajara compite, pues, igual con Monterrey o Ciudad de México que con Los Ángeles, Toronto, Sao Paulo o Bogotá.

En esta competencia entre ciudades hay dos elementos claves: por un lado la capacidad de desarrollo y por otro, los indicadores de calidad de vida. Una ciudad con jóvenes preparados, con facilidades para la apertura de empresas, con sueldos competitivos y reservas territoriales será sin duda atractiva para la inversión en términos tradicionales y tendrá un buen desarrollo. Pero en la nueva economía, las ciudades que van a crecer y van a concentrar el talento son aquellas que tengan mejor calidad de vida. La inversión requiere más que mano de obra barata y apoyos gubernamentales, y las ciudades requieren más que inversión nacional y extranjera para crecer.

El elemento clave en la competitividad del siglo XXI es la capacidad de atracción de talento, esto es generar migración de personas que le den valor a la ciudad. La gran paradoja de este siglo es que la migración será el gran tema social (por los factores de expulsión), pero también el económico (por los factores de atracción). La ciudades que crezcan serán aquellas que sean capaces de atraer migración y talento y el elemento clave en este proceso será la calidad de vida.

La apuesta por el observatorio ciudadano de la calidad de vida Jalisco, cómo vamos que nació formalmente ayer, es meter de lleno a Guadalajara, a la Gran Guadalajara, en el siglo XXI. La zona conurbada tiene, según los datos oficiales del censo de Población y Vivienda 2010 liberados ayer, 4.2 millones de habitantes (el municipio de Guadalajara sigue despoblándose y bajó ya del millón y medio de habitantes: perdió 10% de su población en 20 años) pero la zona de influencia inmediata (Jalisco, Colima, Aguascalientes, Nayarit y el Norte de Michoacán) es un territorio de 12 millones de personas que giran alrededor de Guadalajara.

Los resultados de un observatorio como este son a mediano plazo, cuando todos, ciudadanos y autoridades entendamos que hay un gran tema común que es la ciudad y que sólo midiéndonos y comprometiéndonos con la calidad de vida, la vamos a sacar adelante. Pero también hay beneficios a corto plazo: pertenecer a la red de ciudades que tienen sistema de medición de la calidad de vida nos da una ventaja comparativa importante frente a quienes no la tienen. El observatorio es sin duda un buen regalo para la ciudad.