Un buen lugar para vivir

Guadalajara es, según los mexicanos, la mejor ciudad para vivir, de acuerdo con una encuesta de Consulta Mitofsky. Hay dos maneras de verlo. Una es decir que en el país de los ciegos el tuerto es rey, y la otra es que, efectivamente, Guadalajara se ha convertido, nuevamente, en una ciudad atractiva para los mexicanos. Sin duda, en la respuesta hay un poco de las dos. El índice es relativo: comparado con otras ciudades de México, los mexicanos nos ven mejor. La otra es que hay cosas que han mejorado en los últimos años y que han puesto a la ciudad en un buen rumbo.

¿Qué hace que en todo el país vean a Guadalajara como mejor ciudad para vivir, por encima de la Ciudad de México o Veracruz, que era la que tenía el mejor rating hace dos años? Sin duda una relativa seguridad que, aunque se está descomponiendo a pasos acelerados, sigue siendo sustancialmente mejor que la de otras grandes ciudades. La posibilidad de conseguir trabajo es también importante. Mal que bien, la ciudad ha mantenido un nivel de empleo que, según nuestras autoridades, la ubican como la número uno del país. Como sea, les creamos o no a los gobernantes, desde fuera nos ven como una buena ciudad para trabajar, aunque en este tema lejos aún de la Ciudad de México y por debajo de Monterrey, donde la gente no quiere vivir, pero la ubican como una buena ciudad para trabajar y estudiar. La oferta universitaria sigue siendo atractiva, a pesar de que también en este rubro hemos perdido velocidad.

Lo que es cierto es que Guadalajara ha crecido en su oferta y su diversidad. A la par que es una ciudad más contaminada y con mayores problemas de movilidad, es también una ciudad con mayor oferta cultural y de espectáculos, una sociedad con mayor tolerancia (a pesar de algunas autoridades civiles y eclesiásticas) y mucho más dinámica. A Guadalajara, estoy convencido, la ha construido y salvado la migración. Somos mejores porque gente de todo el país ha venido a instalarse, a aportar su talento y a sacarnos del marasmo provinciano. El que los mexicanos nos vean como la mejor opción para vivir augura que la ciudad seguirá siendo capaz de atraer talento, y por lo tanto, de seguir desarrollándose. Esa es la buena noticia.

Los tapatíos conocemos los problemas de Guadalajara mejor que nadie. Somos una sociedad bastante crítica con la ciudad, aunque poco autocríticos como ciudadanos. Pero lo atractivo de una ciudad para vivir, tiene poco que ver con el espacio físico y mucho con la forma de habitarla. Lo que hemos construido en Guadalajara es una forma de vivir, una cultura, que es atractiva y que al mismo tiempo es muy fácil darle en la torre si no cuidamos los aspectos esenciales: seguridad, movilidad, sustento ecológico.

Como dice un buen amigo, “los oigo que todo el día se quejan de Guadalajara pero no he visto a ninguno que se vaya”. Sin duda es porque este sigue siendo, según los quejumbrosos tapatíos, un buen lugar para vivir.