Sábado, 30 de Noviembre 2024
Jalisco | El caso del CES en Andalucía; habla su presidente, Joaquín Galán

Un Consejo Económico y Social no es una entidad de poder ante la autoridad

El consenso es un valor fundamental para decidir la persona que finalmente ocupará la Presidencia del organismo

Por: EL INFORMADOR

GUADALAJARA, JALISCO.- Nacido en Villafranca de los Barros, Badajoz, en España, el 9 de septiembre de 1942, don Joaquín Jesús Galán Pérez, ha sido un experimentado representante del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), al que pertenece desde 1974 y con cuyas siglas ocupó un lugar en las Cortes Generales como senador asignado por la Comunidad Autónoma de Andalucía, entre 1986 y 2004. Antes había sido diputado en las primeras cuatro legislaturas del Parlamento de Andalucía, a partir de 1982. A la fecha es el presidente del Consejo Económico y Social de Andalucía, y en una entrevista concedida a través de internet, habla con EL INFORMADOR de su experiencia en este último campo, a la luz del proceso de renovación en la presidencia del Consejo Económico y Social de Jalisco.

¿Cómo se gesta un Consejo Económico y Social?
En primer término es fundamental la voluntad del Gobierno, ya sea nacional, regional o local, y de los agentes económicos y sociales. Sólo con el compromiso de estas dos partes es posible la creación de un Consejo Económico y Social. En el caso de Andalucía, este acuerdo quedó patente algo más de cuatro años antes de que se aprobara la Ley de Creación del CES andaluz y en él intervinieron tanto el gobierno regional (la Junta de Andalucía), como las organizaciones empresarial y sindicales más representativas, en este caso, la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA), por la parte empresarial, y UGT y CCOO, por la parte sindical.

Sí me gustaría hacer alguna puntualización en cuanto a la esencia de este organismo. En España se ha adoptado como paradigma el modelo del CES europeo, esto es, un organismo de diálogo y consulta, de composición plural y de una repercusión limitada. En el caso del CES andaluz, al igual que sucede con el resto de Consejos Económicos y Sociales de las distintas autonomías (son similares en funciones, aunque con alguna variación en cuanto a su composición), se trata de un órgano colegiado de carácter consultivo del Gobierno de la Comunidad Autónoma en la fase previa al trámite legislativo, en lo concerniente a anteproyectos de leyes en materia económica y social y a proyectos de decreto que, a juicio del Consejo de Gobierno y dada su trascendencia socioeconómica, deban ser sometidos a su consulta. Los dictámenes derivados de su actividad en ningún caso son vinculantes. Asimismo, cuentan entre sus funciones con la elaboración de estudios, informes o dictámenes sobre asuntos de carácter económico y social que, con carácter facultativo, bien sean solicitados por el Consejo de Gobierno (en el caso andaluz), bien se lleven a cabo a iniciativa propia.

Pese a su aparente limitación, el fundamental logro de los Consejos Económicos y Sociales, como se entienden en el conjunto del Estado español, es servir de cauce de participación y diálogo de la sociedad civil organizada, especialmente, de las organizaciones sindicales y empresariales más representativas, a las que la Constitución Española les otorga un papel fundamental en la defensa de los intereses que les son propios.

Sienta sus bases, por tanto, en un concepto de concertación social que, en el caso de Andalucía, se encuentra desarrollado en los acuerdos de concertación que se han venido firmando y en los que empresarios y sindicatos colaboran con la Administración con el objetivo de lograr un mejor y mayor progreso de nuestra tierra.

En su experiencia, ¿cuáles son las principales resistencias a las que se enfrenta la creación y consolidación de un órgano como éste?
Siguiendo con lo que hemos comentado anteriormente, el mayor obstáculo para su creación, primero, y consolidación, después, es la falta de voluntad e interés que puede venir tanto por parte del Gobierno, como por parte de los agentes económicos y sociales.

¿Cómo afrontan los gobiernos (locales y nacionales) la existencia de estos órganos que se erigen como una “conciencia” sobre su actuación?
Aunque con independencia en el ejercicio de sus funciones, como ya he dicho, se trata de órganos de efecto limitado, ya que sus dictámenes no son vinculantes. Además, se basan en un concepto de consulta y diálogo de la sociedad civil organizada, más que como una conciencia sobre su actuación o un lobby de comunes intereses. Además, hay que destacar que, por su composición, un Consejo Económico y Social parte, en ocasiones, de posiciones divergentes e, incluso, totalmente opuestas.

¿Cuáles son las características idóneas de los integrantes del Consejo, en función de los sectores que representan?
En el modelo europeo y español existe acuerdo en la necesaria presencia de las organizaciones sindicales y empresariales más representativas que, en el CES de Andalucía, conforman el grupo primero y segundo, respectivamente, y ocupan sus dos vicepresidencias. Sin embargo, la composición de los Consejos Económicos y Sociales es más amplia, en tanto en cuanto estamos hablando de la sociedad civil organizada y en este punto sí existen divergencias de unos a otros CES.

En mi opinión, sectores como los consumidores y usuarios, la economía social, las universidades y los expertos propuestos por el Gobierno a fin de integrar y asesorar a este órgano son fundamentales en la constitución de un tercer grupo de representación. Ahora bien, y aquí se plantea la duda de si es necesaria la presencia de otras instituciones como las corporaciones locales, las cámaras oficiales de comercio e industria y un amplio abanico de organizaciones e instituciones que en los CES autonómicos españoles forman parte de este tercer grupo.

¿Cuál debe ser el papel del presidente del Consejo? ¿Cuál es su perfil ideal o en su caso qué tipo de presidencia ha funcionado mejor?
El CES de Andalucía ha mantenido el mismo tipo de Presidencia, que queda establecida en su Ley de Creación de 26 de noviembre de 1997. El nombramiento de la Presidencia se realiza a propuesta de los consejeros de Empleo y de Economía y Hacienda de la Junta de Andalucía, previa consulta a las organizaciones y entidades representadas en el Consejo. De ahí que el consenso es un valor fundamental para decidir la persona que finalmente ocupará la Presidencia.

En cuanto a su papel, la propia Ley de Creación del CES andaluz especifica sus funciones, que no son otras que representar al Consejo Económico y Social y dirigir su actuación, acordar la convocatoria de las sesiones de su Pleno y Comisión Permanente – sus dos órganos de gobierno –, formular su orden del día, presidirlas y moderar el desarrollo de los debates, así como velar por el cumplimiento de los acuerdos del Consejo y dirimir los empates de las votaciones mediante voto de calidad.

¿Cuál es el principal reto que enfrenta un presidente de un Consejo Económico y Social ya constituido, con experiencia?
Básicamente, el cumplimiento de sus funciones con todo lo que ello conlleva de diálogo con los distintos grupos que dan forma a este CES de Andalucía.

¿Cómo debe afrontar el presidente de un CES la confluencia y el probable choque de intereses dentro del mismo?
El choque de intereses es algo casi connatural a un Consejo Económico y Social desde el punto y hora que en él se encuentran representados grupos con intereses que, en la mayoría de los casos, no son convergentes. El diálogo, el acuerdo, aunque sea de mínimos, y el consenso, si es posible, son las fórmulas que mejores resultados ha dado, al menos, en el CES que me honro en presidir.

¿Debe un CES concebirse como una entidad de poder ante la autoridad institucional?
Como antes he comentado, el modelo que seguimos en Andalucía y que es similar al que se desarrolla en el resto de España es más que un lobby o una entidad de poder frente a la autoridad establecida, un órgano consultivo, por lo que sus pareceres pueden variar respecto a los planteamientos de la Administración que, no obstante, en Andalucía, tiene muy en cuenta el valor de la concertación social y la negociación con los agentes económicos y sociales que de ella se deriva.

Ante una situación polémica en la que las visiones de sectores de la sociedad y del gobierno están enfrentadas, ¿cuál es el papel que le toca jugar al CES y, en particular, al presidente del mismo?

Lo ideal sería que existiera algún mecanismo de concertación que garantizara, al menos, el diálogo previo. En cualquier caso, el CES es un órgano que representa a la sociedad civil organizada y que, como ya he dicho, es independiente en el ejercicio de sus funciones.

De ahí que la posición que adopta será siempre del lado de esta sociedad civil. Ahora bien, cabe la posibilidad de que sólo algunos sectores se opongan a los planteamientos del Gobierno y que éstos además tengan la suficiente representación social para entrar a formar parte del Consejo. En todo caso, habría que tener en cuenta las circunstancias concretas.

¿Es conveniente una presidencia rotatoria del CES, por ejemplo, un empresario, luego un académico, luego un sindicalista…?¿Qué características imprescindibles debe tener el presidente al margen del sector del que provenga?
Se trata de un modelo que se da en algunos Consejos Económicos y Sociales, aunque no es el caso del CES de Andalucía. Sin embargo, contestando a su pregunta le diré que el consenso, siempre que se pueda lograr, es una de las mejores garantías para el buen funcionamiento de un Consejo Económico y Social.

EL INFORMADOR/Víctor E. Wario


Reflexiones del Cesjal

El Consejo Económico y Social de Jalisco, se gesta como una institución sin precedente en México. Nace además fuera de la cuna central, es decir, en una Entidad del interior del país, no en la matriz, donde quizá se hubiera quedado sólo en el intento de existir ante la saturación de problemas sociales y demandas de solución, o en medio de la enorme variedad y cantidad de organizaciones representativas de la sociedad civil ya desarrolladas pero independientes en su actuar.

El Consejo Económico y Social mexicano, asentado en Jalisco, contó para su creación y aún lo hace para su futura consolidación, con el ejemplo y experiencia de obstáculos, aciertos y errores, de los CES de Europa; eso le ayuda a tener una noción de cómo ir sembrando voluntad e interés entre sus integrantes e interlocutores, necesaria en esta y todas las sociedades e instituciones del mundo.
Por ello es que, aunque extranjera, esa experiencia no debe resultar ajena a nuestro entorno y realidad, ya que España y las comunidades autónomas de Europa, fueron también territorios subdesarrollados como actualmente lo es la condición de México.

Tal como sucede en cualquier grupo de personas y por ende en las organizaciones, es imposible que en la pluralidad, la divergencia en las formas de pensar y de opinar esté ausente; tanto en los CES europeos como en el de Jalisco, es un ingrediente más que, de no existir, no podríamos hablar de la tarea de construir consensos.
La riqueza y variedad de posturas y propuestas es lo que da origen a diversas organizaciones o instituciones de tipo empresarial, social, académicas, comerciales, industriales, etc., y entonces los Consejos Económicos y Sociales vienen a representar la oportunidad de acercar los planteamientos de todos a una misma mesa.

Esto fortalece no sólo el conocimiento de los proyectos de otros sectores, sino la interlocución y retroalimentación que orientan más la visión de quienes los proponen, e incluso puede facilitar el fortalecimiento cuando se convence de su viabilidad y se logra que sectores propios y externos comulguen con un mismo fin y buscando el bien común.

Indiscutiblemente, este mismo proceso de construcción de consenso debe darse a la hora de elegir quien coordine el espacio de diálogo que representa el Cesjal, con funciones específicas y como representante de la voz que acuerdan emitir íntegramente las 21 instituciones que participan en el organismo.

El perfil ideal de quien ocupe la responsabilidad -también honorífica (sin remuneración)- de presidir un CES, es lógicamente quien tiene la capacidad de desempeñar las funciones ya establecidas en la Ley, pero quien además sabe dialogar con cada uno de los sectores, para propiciar consensos, acuerdos y sensibilizar a los actores cuando haya la necesidad de equilibrar las posturas en su calidad de cabeza institucional.

A su vez, el líder de una institución como el Consejo Económico y Social, debe, como una competencia no explícita en sus funciones pero si moral, social e intrínseca a la esencia del organismo, velar por la concientización de la organización de la sociedad para su participación auténtica e inteligente, que a su vez, ayude a consolidar a un organismo tan joven como el Cesjal, en el instrumento ciudadano por excelencia, que modele el ejercicio de esa visión de corresponsabilidad ciudadana.

Por otro lado, ante una pobre cultura de unidad social que limita los tan mencionados consensos entre los diversos sectores, es imprescindible esperar activamente alcanzar la madurez del Cesjal que será, es y seguirá siendo un reflejo de la madurez sociopolítica de nuestra sociedad.

“El choque de intereses es algo casi connatural a un Consejo Económico y Social desde el punto y hora que en él se encuentran representados grupos con intereses que, en la mayoría de los casos, no son convergentes”

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