Sábado, 30 de Noviembre 2024
Jalisco | Greenpeace afirma que no se han descartado daños por consumir alimentos modificados genéticamente

Transgénicos, un debate sobre salud

Mientras especialistas critican la decisión del Gobierno federal, la Cibiogem afirma que los permisos tienen como único fin el aportar conocimiento

Por: EL INFORMADOR

GUADALAJARA, JALISCO.- Cuando se habla de alimentos modificados genéticamente, es inevitable la discusión acerca de los posibles daños a la salud humana.

De hecho, la organización Greenpeace afirma que no se han descartado daños por consumir transgénicos, lo que indica que constituyen una “tecnología riesgosa”.

En 2005, la organización ecologista demandó a la multinacional Monsanto ante una Corte alemana, que ordenó a la compañía informar sobre los efectos en ratas alimentadas con su maíz Bt MON 863.

Los estudios fueron reevaluados por científicos independientes, que revelaron que la empresa omitió reportar efectos negativos como signos de toxicidad en los órganos internos de las ratas.

El debate vuelve al primer plano, porque el Gobierno federal acaba de publicar la concesión de 15 permisos para sembrar maíz transgénico con fines experimentales.

La Comisión Intersecretarial de Bioseguridad de los Organismos Genéticamente Modificados (Cibiogem) niega que con dichos permisos se esté abriendo la puerta al consumo. El secretario ejecutivo de la comisión, Ariel Álvarez, dice que desde 1999 se siembra este tipo de variedades con nuevas propiedades, en varios países, y no se ha demostrado daños a la salud humana ni al medio ambiente.

A favor

El maíz transgénico tiene su propio herbicida o plaguicida, por lo que se ahorraría en estos productos.

La producción agrícola nacional podría beneficiarse y, por ende, el abasto del grano.

Podría liberarse no sólo con fines de alimentación, sino también para la elaboración de productos farmacéuticos.

En contra

El plaguicida del maíz afecta a especies como mariposas monarca o lombrices.

Los granos transgénicos podrían resultar más caros que los criollos.

Estudios en ratas de laboratorio revelan que los roedores disminuyeron su capacidad de reproducción al consumir organismos genéticamente modificados.

Fuente: Greenpace, Cibiogem.

Maíz transgénico siembra polémica

El pasado 15 de octubre la Sagarpa y la Semarnat emitieron un comunicado conjunto en el que anunciaban el otorgamiento de dos permisos —de 35 solicitudes recibidas— para realizar las primeras siembras experimentales de maíz transgénico.

El comunicado expone que se tomaron en cuenta las opiniones técnicas y científicas presentadas por expertos, y que las siembras se harán en terrenos controlados y totalmente aislados de otro tipo de cultivos.

El anuncio provocó una fuerte crítica por parte de la organización Greenpeace, que condenó la falta de legalidad y transparencia con las que actuaron la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) y la de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), ya que no mencionaban a cuáles empresas se les habían otorgado los permisos ni los lugares donde se llevarían a cabo las siembras.

La organización ambientalista lanzó una campaña por teléfono, fax e internet (específicamente a través de las redes sociales Twitter y Facebook) para exigir al Presidente Felipe Calderón y a las dos secretarías revertir la medida con el fin de proteger nuestro grano básico y no dejarse influenciar por las poderosas transnacionales de biotecnología.

Seis días después, la Sagarpa y la Semarnat convocaron a rueda de prensa, esta vez para anunciar la aprobación de 13 permisos más para sembrar maíz genéticamente modificado.

En esa ocasión las dependencias sí dieron a conocer los nombres de las empresas beneficiadas y los lugares donde experimentarían.

Miembros de Greenpeace irrumpieron en la conferencia y cuestionaron los nuevos permisos.

El titular de la Semarnat, Juan Rafael Elvira Quesada, señaló que el Gobierno federal, a través de las dos secretarías, trabaja “sin dejarse influenciar por ningún tipo de presión”.
Un día antes del nuevo anuncio, la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad —que alberga a expertos de México, Estados Unidos, Venezuela, Brasil, España, Chile, Noruega, Canadá, Puerto Rico, Australia  y Suiza, por mencionar algunas naciones—  envió una carta firmada por más de 800 científicos para exigir que se reviertan las aprobaciones a estas siembras experimentales.   

Posturas encontradas


El secretario ejecutivo de la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad de los Organismos Genéticamente Modificados (Cibiogem), órgano dependiente del Poder Ejecutivo encargado de establecer las políticas relativas a la seguridad y uso de los Organismos Genéticamente Modificados (OGM’s), Ariel Álvarez Morales, afirmó que la razón por la que decidieron aprobar las solicitudes es porque están apostando al conocimiento.

“El conocimiento se genera a través de la experimentación, lo que queremos en realidad es abrir las puertas a la investigación, no estamos abriendo la puerta a los transgénicos y de manera específica, no lo estamos haciendo con el maíz”.

Dice que mientras hay quienes dicen que habrá daño al medio ambiente y se atentará contra el maíz criollo, otros demandan el uso de la tecnología, y ante las dos posturas se debe experimentar para tener mayor conocimiento al respecto.

Pero la coordinadora de la Campaña de Agricultura Sustentable y Transgénicos de Greenpeace México, Aleida Lara, no se convence con dichas explicaciones.

Argumenta que al utilizar el maíz transgénico se atentará contra el grano de los mexicanos por excelencia. “Tenemos 59 razas y cerca de 200 variedades adaptadas de maíz, esto quiere decir que en México tenemos las plantas madres de todas las variedades de maíz que se crearon en el mundo”.

Al preguntarle de qué manera se atenta contra el maíz nativo, explica: “El cultivo de maíz es uno de los más promiscuos, es de polinización abierta y el viento se lleva el polen del maíz transgénico a los otros cultivos, así que este maíz genéticamente modificado contaminaría toda esta riqueza que tenemos en el país”.

El doctor en Ciencias Agrícolas y Forestales de la Universidad de Guadalajara, Salvador Mena Munguía, coincide con Lara en que los transgénicos contaminarían el resto del maíz y se muestra preocupado por lo que considera “un atentado contra una especie cuyo centro de diversidad de origen es México”.

Ambos aseguran que el Gobierno está violando la Fracción XI del Artículo 2 de la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados (BOGM).

“Esa ley establece que los centros de origen y diversidad de las especies deben de ser libres de transgénicos y deben ser respetados, y la gran cantidad de razas de maíz que tenemos no dejan duda de que México es el centro de origen de este grano”, dice Mena.
Pero el doctor Ariel Álvarez refuta las afirmaciones al aclarar que la ley no prohíbe la experimentación con maíz. “Dice claramente que tiene que haber un régimen especial y medidas especiales, son más de 150 disposiciones de seguridad que se tiene que evaluar para otorgar permisos”.

Agrega que tanto la Sagarpa como la Semarnat pusieron en marcha un régimen de protección para fomentar el cultivo de maíces criollos y la protección a la diversidad.

“El Gobierno está cumpliendo, se está estimulando la producción de los criollos, también cuidan que no haya cultivos de maíz criollo en las áreas para experimentación, estas zonas tienen todo el rigor que marca el reglamento para que no haya escapes; también tenemos una red mexicana de monitoreo para vigilar los campos, no sé cómo dicen que se está violando ese artículo cuando éste no dice que no podemos experimentar”.

Álvarez Morales asegura que es aventurado decir que se contaminará el maíz, ya que existen técnicas para evitar que eso suceda.

“Los ensayos experimentales se harán en áreas relativamente pequeñas, quizá de una hectárea como máximo y con medidas de contención muy apropiadas, nuestros analistas de riesgo saben perfectamente cómo se debe actuar, se basan en guías y en criterios internacionales, puede haber experimentos en los que inclusive se corte la espiga del maíz transgénico de tal forma que ni siquiera haya polen, en otros casos en que se necesite la mazorca se puede cortar la espiga y se pueden utilizar donadores de polen no transgénicos, hay muchas formas de llevar a cabo el control y tenemos también los elementos de vigilancia, nos van a ayudar instituciones públicas y privadas, centros de investigación e institutos tecnológicos para llevar a cabo el monitoreo, la vigilancia y el cuidado de estas pruebas para aprender a través de estos experimentos”.

Permisos y clandestinidad

La activista Aleida Lara dice que los permisos son ilegales y en contra del bien común: “Están favoreciendo los intereses de las empresas transnacionales, el maíz transgénico no ha logrado demostrar que va a traer beneficios al campo mexicano. No hay razón ni ambiental ni productiva para poder implementar este tipo de cultivos en nuestro país, así que el único interés que tienen las empresas es engordar sus bolsillos”.

El profesor de la UdeG afirma por separado que si bien las autorizaciones para sembrar por ahora son sólo con fines experimentales, las multinacionales también lo harán con fines demostrativos para promover sus granos a los productores. “Yo creo que esa es la intención, dicen que se puede aislar el maíz transgénico de mil formas, pero el riesgo de transmisión de estos caracteres a variedades nativas de maíz es latente”.

El pasado 22 de octubre, Greenpeace emitió un comunicado en el que decía que las zonas donde se van a hacer las siembras experimentales afectarán a 31 de las 59 razas de maíz que existen en México.

“La Sagarpa y la Semarnat abrieron la puerta a la experimentación con semillas transgénicas —primera fase para llegar a la siembra comercial— en estados como Chihuahua, Sinaloa, Sonora, Coahuila y Tamaulipas, que albergan más de la mitad de las razas de maíz que hacen a México centro de origen y diversidad”.

La organización acusó al secretario de Medio Ambiente, Rafael Elvira Quesada, “de no acatar su mandato de proteger el medio ambiente”.

El doctor Ariel Álvarez dice que Greenpeace no está bien informada, ya que reitera, los requisitos para otorgar permisos son muy específicos.

“Se están tomando en consideración para estas pruebas la cercanía de los campos de maíces criollos, dicen que en Tamaulipas hay equis número de variedades de criollos, pues sí las hay, pero no en las cercanías a las zonas de experimentación, creo que están llevando una situación a un extremo que no es real”.

“No nos cerramos a la investigación”

El doctor en Ciencias Agrícolas y Forestales de la Universidad de Guadalajara, Salvador Mena Munguía, acepta que no todo en los transgénicos es negativo.

“Definitivamente la tecnología en esta materia es importante, no nos estamos cerrando a su aplicación y específicamente a que se usen los transgénicos; el uso de la tecnología sí puede reportarnos beneficios para sembrar en zonas con alto contenidos de sales, con poca precipitación pluvial y con condiciones adversas para el cultivo, pero que se haga en otros cultivos, no en el maíz que es una especie muy importante en México, ahí sí creo que estamos todos en desacuerdo, en la parte Norte del país ya se cultiva algodón transgénico, no es un secreto, con el algodón no creo que haya problema”.

El debate del daño a la salud


La activista Aleida Lara dice que no se han descartado impactos negativos en la salud humana por el consumo de transgénicos y “por lo tanto siguen siendo tecnología riesgosa”.

Afirma que la comunidad científica internacional ha alertado sobre las posibles consecuencias que tendría su consumo a largo plazo, como son toxicidad, aparición de nuevas alergias y resistencia a los antibióticos.

“Los estudios que se han hecho han sido en ratas de laboratorio, los roedores han presentado toxicidad en órganos internos como el hígado y los riñones. El estudio más reciente —que dio a conocer la Universidad de Viena— es que el consumo de este maíz puede disminuir la capacidad reproductiva de las ratas, estos son los riesgos que están en la mesa y que no se han descartado”.

Ariel Álvarez Morales, secretario ejecutivo del Cibiogem, dice que debemos considerar que desde 1996 se ha sembrado maíz transgénico en el mundo, “ya son 13 años y hasta la fecha no se ha reportado ningún caso de daños a la salud. Tampoco se han reportado daños al medio ambiente; quienes los han sembrado, no tienen un medio ambiente como el nuestro, precisamente por eso estamos experimentando.

Qué dice la Ley

Artículo 2. Fracción XI


Determinar las bases para el establecimiento, caso por caso, de áreas geográficas libres de OGM’s en las que se prohíba y aquellas en las que se restrinja la realización de actividades con determinados organismos genéticamente modificados, así como de cultivos de los cuales México sea centro de origen, en especial del maíz, que mantendrá un régimen de protección especial.

FUENTE: Ley de Bioseguridad de Organismos
Genéticamente Modificados.

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