Martes, 26 de Noviembre 2024
Jalisco | SERPENTINA POR IVABELLE ARROYO

Toma y daca entre vecinos y políticos

Saber que el líder de la colonia en la que uno vive es priista o panista o perredista tiene su chiste

Por: EL INFORMADOR

Hace unos días se reveló que 95 líderes vecinales en Guadalajara son miembros activos del Partido Acción Nacional (PAN), que están en las listas, que tienen credencial, que son panistas de verdad. Ese dato generó discusiones inacabables: que si era malo, que si no. Que si era nuevo, que si no. Que si era una acusación priista, que si no. Que si los están utilizando, que si ellos se están aprovechando, que si es normal, que si es un crimen.

Saber que el líder de la colonia en la que uno vive es priista o panista o perredista tiene su chiste, pero no sólo por el chisme de averiguar qué filias y fobias tiene el dueño de la casa de enfrente, sino porque esa filiación puede tener efectos en la vida de las calles que uno quiere.

Ojo, esos efectos van para los dos lados: pueden ser negativos o positivos. Y si el líder vecinal ha conseguido que los colonos se organicen para tener buenos servicios, para impulsar medidas de cuidado ecológico, de ahorro de agua, de ahorro de dinero, ¿qué de malo tiene saber que ese hombre o esa mujer tienen un partido y que quizá hasta conviene votar por ese instituto político en la siguiente elección?

La discusión con mis colegas se ponía color hormiga cuando se llegaba a ese punto. ¡El corporativismo tiene que acabarse!, decía una vez mi interlocutor, y otra vez yo. Pero a ver. La organización vecinal es una de las semillas de la acción política, lo que quiere decir que es uno de los espacios más cercanos al ciudadano para tomar decisiones sobre asuntos públicos, sobre asuntos que lo involucran más allá de las paredes de su casa, más allá de su familia. Ahí se gestan líderes naturales, buenos y perversos, que fácilmente continúan su actividad pública en organizaciones más grandes. ¿Cuáles? Los partidos, evidentemente. Los dirigentes partidistas lo saben y se aprovechan: reclutan líderes vecinales a la primer provocación. Pero reclutar tiene su chiste: el líder quiere, el partido seduce. Y la competencia es feroz: el PRI, el PAN y el PRD se pelean las asociaciones vecinales.

El asunto está lleno de claroscuros. A veces los partidos aprovechan que tienen gobiernos y favorecen, en aras de esta seducción de la que ya hablé, a los miembros de las asociaciones que ya están con ellos o están a punto de estarlo.

Les gestionan servicios con los ayuntamientos, les facilitan recursos etiquetados para participación ciudadana. Eso, evidentemente, se traduce después en votos: “Recuerden que el que les ayudó fue el señor X, del Partido Morado, fue muy amable, hay que apoyarlo ahora a él”. Y el toma y daca se vuelve infinito: te doy, me das, gano, ganas y hacemos a un lado a los demás. Pero si me preguntan, diré que esta relación pragmática es una de las más sanas que veo en la política.

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