Tapatíos celebran el Grito de Independencia

GUADALAJARA, JALISCO (15SEP/2015).- Entre la multitud se abría paso el pequeño Israel, quien pese a tener año y medio ya vigilaba ataviado con sus carrilleras los derredores del Palacio de Gobierno, a la espera del Grito de Independencia, y bueno... de los fuegos artificiales (aunque más bien sí eran los fuegos artificiales lo que esperaba, que le encantan, constató su padre, Israel Rodríguez).

Como familia, los Rodríguez Barragán llevan recién dos años que acuden al Grito, más por la profesión de historiador del padre, orgulloso de su sangre: "No dejamos de celebrar porque no es su independencia, es nuestra independencia, aunque los políticos nos están de nuevo esclavizando.
Tenemos que reclamar también".

Llamó la atención la vestimenta del pequeño, lo que se le cuestionó al historiador, quien rápido se deslindó: "Es lo que le decía a ella, las carrilleras son de revolucionario, pero la gente no se fija", culpó a su esposa Yuliana.

Por la ocasión o acaso el sólo festejo, miles comenzaron a llenar la Plaza de Armas y calles aledañas sin importar la amenazante lluvia que se aproximaba desde Tlajomulco.

Hacia las siete y media el gobernador, Aristóteles Sandoval, llegó a pie desde el Mercado Corona. Los que lo veían luego querían tomarse fotos por lo que su procesión hacia el Palacio avanzaba a unos 100 metros por hora, más porque se detuvo a comprar en algunos de los cientos de puestos ambulantes.

Hacia las ocho comenzó la Sonora Dinamita y cientos comenzaron a bailar en la plaza. Dos niños en trajes típicos, Danna y Moisés, a falta de sones se agitaban con la cumbia.

Carolina de la Cruz, la mayor que los acompañaba, los llevó a sabiendas de la importancia de la identidad: "Ha habido cosas que no nos agradan pero eso no nos impide sentir el orgullo de ser mexicanos, lejos de separarnos nos debemos unir".

Ópera y acrobacia artística para congregar a la multitud que ya se iba después de que terminó la cumbia de escucharse, previo al sonar de las campanadas de Sandoval hacia las diez: "Jaliscienses, vivan los héroes que nos dieron patria... Viva México, viva México, viva México!".

El estruendo y destellos de la pirotecnia halaron las miradas hacia el cielo, tanto que a Israel le espantó aunque las serpenteantes luces terminaron por cautivarlo mientras su padre lo sostenía. El festejo de la Independencia culminaba y la lluvia no llegó:

"Qué bueno que nos liberamos de los españoles, se supone que somos un país libre pero bueno, a estas fechas no tanto", lamentó el papá.