Taladra oídos intenso sonido de alarma en finca

GUADALAJARA, JALISCO (26/MAY/2013).- En una verdadera molestia se ha convertido la alarma de la finca marcada con el 1828 de la calle López Cotilla, justo en la esquina con avenida Unión. Según los vecinos, desde el viernes a las 19:00 horas empezó a sonar la sirena de alarma de esa casa habitación.
 
Nadie, ni siquiera la Policía Municipal ha acudido a ver qué ha pasado. El constante e intenso sonido que parece taladrar los oídos ya repercute en los negocios de comida que se encuentran justo frente a la vivienda.
 
Uno de los encargados de un restaurante ubicados frente a la casa explica que el viernes, a eso de las siete de la noche, la lluvia ocasionó que se fuera la luz. "Después de un ratito volvió, pero como que se desactivó la alarma de la casa y desde entonces no se calla. Es raro, pero ni la Policía ha venido para ver si se activó por que robaron o qué sé yo".
 
Más allá de la molestia que causa a los oídos esa escandalosa sirena, que se puede escuchar desde un par de cuadras antes, los propietarios y trabajadores de los tres restaurantes que se ubican en esa cuadra se quejan de que ya han perdido comensales. "Ya van dos clientes que se bajan, escuchan la alarma tan fuerte y mejor se van".
 
Sobre la fachada de la finca se aprecia una red electrificada de protección de una empresa que, según los vecinos, es también la encargada del sistema de alarma de la casa. "Ya llamamos a la empresa para decirles, van cinco veces, desde el viernes que empezó y que no se callaba, llamamos, pero no quieren atendernos, dicen que no tienen tiempo y que no pueden venir", recalca una de las encargadas de uno de los restaurantes.
 
La alarma suena constantemente, luego se calla por un momento, pero no tarda más de un minuto cuando de nuevo el fuerte sonido se hace presente otra vez.
 
Nadie ha intentado tocar o timbrar en la vivienda, creen que están de vacaciones, pues dicen los vecinos no se ha visto desde el viernes movimiento, ni entrada de autos, como es habitual. Lo cierto es que la sirena de la alarma ya se volvió insoportable.
 
EL INFORMADOR / EDGAR FLORES