Superficial, política contra grafiti

GUADALAJARA, JALISCO (11/MAY/2013).- Las políticas públicas municipales dirigidas a la juventud marginada en la Zona Metropolitana de Guadalajara no han surtido efecto para mejorar su entorno social ni verse reflejado en una disminución del grafiti, prueba de ello es que el fenómeno de las pintas persiste en la ciudad y los ayuntamientos destinan periódicamente un presupuesto a programas para repintar bardas públicas afectadas: atacan los efectos y no las causas.

Prueba de ello es que los ayuntamientos de Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque, Tlajomulco y Tonalá destinan en total más de siete millones de pesos anuales a limpiar sólo algunas de las zonas afectadas por pintas, mismas que, señalan los vecinos, tras ser remozadas vuelven a arruinarlas con pintura de aerosol en pocos días.

En Tonalá, uno de los municipios donde la problemática es calificada como grave por el director de Servicios Públicos Municipales, Saúl Curiel Cibrián, las medidas que han tomado para combatir el grafiti son con supervisiones de la Policía Municipal para evitar el vandalismo, dotar de pintura a las colonias más afectadas y “considerar” aumentar las sanciones para quienes incurran en dicha falta administrativa, pero no ha habido una política integral de inserción social.

“Tenemos que entender que el grafiti es la consecuencia, es el resultado de un largo proceso de desatención a la juventud por parte de los gobiernos y, entonces, si realmente uno quiere pensar en detener eso, hay que buscar los orígenes del problema, que es falta de atención, falta de espacios, de estudios y de una política para jóvenes”, dice Rogelio Marcial, investigador del Colegio de Jalisco.

Además, el especialista señala que no se ha hecho un estudio serio para conocer qué es lo que realmente necesitan los jóvenes marginados, es decir, no se les ha escuchado y a eso atribuye también a que se sigan expresando a través del grafiti, pese a tratarse de una falta administrativa que se paga con multa u horas de arresto en la metrópoli.

Los municipios que han abierto espacios para que los jóvenes adeptos al grafiti lo hagan son Guadalajara, que registró 230 mil metros cuadrados de muros públicos afectados por aerosoles en 2012, y ahora cuenta con el programa de arte urbano en Miravalle; y Zapopan, que a través del Instituto de la Juventud ofrece bardas para que los jóvenes se expresen, pero eso no ha detenido las pintas en otras zonas de alta incidencia, como Balcones de Oblatos, Heliodoro Hernández, Santa Cecilia, Miravalle, Polanco y 5 de Mayo, en Guadalajara, y en las colonias zapopanas de El Colli, La Tuzanía, Atemajac, Tabachines y  Santa Ana Tepetitlán.