GUADALAJARA, JALISCO (14/AGO/2016).- Antes de 2015, la temporada de verano del Circo Hermanos Aurelio Atayde arrancaba con una exhibición de animales exóticos: elefantes, tigres, camellos y monos, para sorprender al público.Sin embargo, este año todo cambió: los animales exóticos fueron reemplazados por fieras de plástico colocadas en los pasillos de ingreso y decenas de letreros luminosos dan la bienvenida a los asistentes en la carpa instalada desde hace tres semanas en un predio de Avenida Río Nilo, en Tonalá.Empresarios cirqueros reconocieron que es una de tantas estrategias que implementaron para recuperar al público que aún gusta de esta tradición, ya que desde julio de 2015 el Congreso de la Unión reformó la Ley General de Vida Silvestre, con la que se prohíbe la utilización de animales en los circos.Armando Cedeño Álvarez, presidente de la Unión Nacional de Empresarios y Artistas de Circos (UNEAC), informó que la industria circense experimenta con diversos proyectos para suplir el espectáculo con animales, tales como la inclusión de payasos que ya son reconocidos por su trabajo en televisión abierta.“Se han hecho circos un poco más modernos con muchas luces, música y espectáculos para atraer a la gente, pero es difícil porque la gente sigue buscando a los animales”, comentó el líder cirquero.Desde que se prohibió la explotación de animales con fines de entretenimiento, un centenar de circos en el país cerraron sus carpas, dejando en existencia cerca de 400. Uno de ellos fue el Circo Atayde que abandonó la industria después de 28 años de tradición y dejó en existencia sólo 15 franquicias a lo largo del país.De acuerdo con la UNEAC, después de que se promulgó la ley, se estimó que cuatro mil animales fueron donados a zoológicos, vendidos o resguardados en terrenos por sus propietarios. Pese a que algunos empresarios llevan a los límites de la creatividad la transformación del arte circense, con danzas exóticas en el aire, equilibristas montando un monociclo en la cuerda floja o sacando de la televisión a figuras de caricaturas y representándolos con botargas, los asientos siguen vacíos.En el caso del Circo Aurelio Atayde, a cada función acuden entre 150 y 200 personas a ver el espectáculo, aunque la carpa tiene capacidad para recibir a mil espectadores. Héctor Óscar Giménez, representante legal de El Circo Más Grande y Famoso de México y Aurelio Ortega, detallaron que esto significó pérdidas entre 40 y 50% de la taquilla.