GUADALAJARA, JALISCO (05/OCT/2016).- Si sucedió en Guadalajara está en EL INFORMADOR. Lo que ha pasado en la ciudad, las buenas y las malas, las mejores y las peores noticias; los grandes momentos de orgullo tapatío y esos errores que hay que recordar para no volver a tropezar con ellos; lo que nos hizo llorar de emoción y de tristeza en el último siglo, todo pasó por la páginas de EL INFORMADOR.En los últimos 100 años EL INFORMADOR ha sido el espejo en que los tapatíos nos vemos todas las mañanas para saber cómo amanecimos. En él nos reconocemos, nos reflejamos; a través de él podemos ser testigos del paso del tiempo, encontrar nuestras imperfecciones, solucionarlas, afirmar la autoestima, ser nosotros mismos. Guadalajara no se puede entender sin EL INFORMADOR ni EL INFORMADOR sin Guadalajara. Por sus páginas han pasado todos los rostros que hicieron la historia y todas las historias que le dieron rostro a la ciudad.EL INFORMADOR nació en 1917, en medio de un país y un mundo convulsos. Se requería un diario independiente que diera cuenta del nuevo México que emergía después de la Revolución, con una nueva Constitución y una esperanza fundada en la creación de instituciones. Guadalajara necesitaba un periódico que diera cuenta puntual de lo que sucedía en Europa, donde la Primera Guerra Mundial redefinía no sólo las fronteras de los países europeos, sino un nuevo equilibrio económico. Pero también se requería un diario que reflejara los procesos de modernización de la propia ciudad, que en aquellos años comenzaba su expansión, rompiendo sus propias fronteras hacia los cuatro puntos cardinales.Nuestra historia no es distinta a la de la ciudad. Los años veinte y treinta fueron de amplio debate ideológico y épicas batallas. El conflicto religioso, las discusiones por la educación pública, los conflictos laborales, la nacionalización del petróleo, fueron parte de la vida de la ciudad que se definía a sí misma en medio de las tensiones ideológicas de la época. El mismo Informador se vio envuelto en una huelga y su director, don Jesús Álvarez del Castillo tuvo que exiliarse. La ciudad fue resolviendo poco a poco sus conflictos y retomando la vitalidad, al igual que el periódico que salió fortalecido de aquel momento de crisis, pues reafirmó su independencia y su compromiso con los lectores: nunca más EL INFORMADOR dejó de salir cada mañana.Las transformaciones de Guadalajara a finales de los cuarenta y durante toda la década de los cincuenta se reflejaron en el periódico como la épica de una ciudad que confiaba en sí misma. El apodo de Chivas a los jugadores del Guadalajara, el campeonato del Atlas en 1951, el ensanchamiento de las avenidas Juárez y Alcalde-16 de Septiembre, el movimiento del edificio de la compañía telefónica por el ingeniero Matute, la reestructuración del Centro de la ciudad y su Cruz de Plazas, las nuevas colonias, el desarrollo industrial y comercial están en las páginas del periódico como un reflejo de aquella ciudad que levantaba la mano y exigía su lugar en el concierto nacional.En los sesenta Guadalajara llega a un millón de habitantes y EL INFORMADOR vive su primer relevo generacional. Don Jorge Álvarez del Castillo asume la dirección y comienza la gran transformación tecnológica del periódico. La modernización corre por la venas del diario y poLas calles de la ciudad. Las primeras torres, el Condominio Guadalajara y el Hotel Hilton, ambas de 24 pisos, se levantan altivas en la esquina de 16 de Septiembre y Niños Héroes, la nueva zona financiera. El Estadio Jalisco se renueva y prepara para el Mundial, mientras las Chivas -imparables- consiguen campeonatos uno tras otro; el campeonísimo es el equipo de México, no sólo porque es la base de la selección, sino porque en todo el país Guadalajara nos representa. Plaza del Sol abre sus puertas; es el centro comercial más grande y moderno de América Latina. El comercio tapatío es líder a nivel nacional y EL INFORMADOR su gran aliado.La ciudad parece imparable en su desarrollo; nuevas barreras se rompen cada día y el ritmo de crecimiento rebasa con mucho la capacidad de respuesta ante los nuevos problemas. La ciudad, donde todo quedaba a 15 minutos de distancia en auto, comienza a vivir embotellamientos, hacinamientos en el transporte público, contaminación, falta de áreas verdes, inequidad en el acceso al bienestar. Una explosión provocada por gasolina en el colector abre una herida de siete kilómetros en la ciudad. Es la peor tragedia en Guadalajara desde las pestes. La ciudad requiere renovarse y repensarse. Con la llegada de Carlos Álvarez del Castillo a la dirección del periódico local, la ciudad toma las páginas del periódico; EL INFORMADOR se convierte en el espacio para discutir el desarrollo de la urbe, y sus problemas pero, sobre todo, sus soluciones.Lo que sucedió en Guadalajara en los últimos 100 años está en EL INFORMADOR; lo que sucederá también. El espejo no sirve sólo para vernos cada mañana, también para imaginarnos a nosotros mismos como la ciudad y la sociedad que queremos ser. A lo largo de casi 100 años Guadalajara se ha reflejado en las páginas del periódico. El pasado está aquí, y el porvenir también, porque el futuro de la ciudad está en EL INFORMADOR y EL INFORMADOR en el futuro de Guadalajara.Descubre más especiales del 100 Aniversario Informador en www.informador.mx/100aniversario