Domingo, 24 de Noviembre 2024
Jalisco | Ni qué objetar de su achispada conversación, su enterado dominio de los temas de actualidad y la lucidez de sus raciocinios

Si no me quieren, ni modo

Soltaba un descarado bostezo que avergonzaría a cualquier león de amplias fauces o me tallaba los ojos para enjugar las lágrimas que me brotaban...

Por: EL INFORMADOR

Paty Blue

Iba yo de un codo a otro, recargando la cabeza en sendos brazos. Soltaba un descarado bostezo que avergonzaría a cualquier león de amplias fauces o me tallaba los ojos para enjugar las lágrimas que me brotaban tras semejante inhalación de oxígeno, y nada. Ora me levantaba en evidente ademán de retirada, me estiraba para acusar el agotamiento físico y azotaba a los presentes con el recuento de mis actividades previas y sucesivas, deseando que alguno de ellos sugiriera la pertinencia de que me retirase yo a mis aposentos a la brevedad, para adoptar la merecida horizontal, y andavete.

Iba yo de un lado a otro recogiendo trastes, tirando basura, apagando la música, las luces y las veladoras que ya lucían tan desparramadas como yo y sólo me faltó hurgar en los entresijos de aquel sujeto confianzudo y parlanchín, para localizarle el interruptor de energía y ponérselo a funcionar, porque ni trazas daba de considerar la prudente posibilidad de retirarse de la sede que dos horas atrás había sido abandonada por el resto de los contertulios.

Hasta un invidente habría captado que, a más tardar en cinco minutos más, la hasta entonces paciente anfitriona entraría en declive existencial y social del que no se haría responsable, pero el ilustre invitado ni así se daba por enterado de que su presencia en casa había sido bienvenida, pero había dejado de serlo cuando las manecillas del reloj rondaban las cuatro y pico de la mañana y la reunión había sido disuelta.

Ni qué objetar de su achispada conversación, su enterado dominio de los temas de actualidad y la lucidez de sus raciocinios. Ni cómo dudar de sus preclaras dotes oratorias, su entonada voz para el canto, su sensible emotividad para la declamación (puf) y su aterciopelada picardía para contar chistes. Me cái que, en otras circunstancias, y sobre todo a otras horas, hasta le habría procurado el contacto con un editor que le hiciera lucir sus inéditos conceptos, le habría fundado el club más entusiasta de admiradoras rabiosas y hasta lo habría candidateado al senado, pero mi rastrera condición de ente frágil y mediocre no me da para aguantar más de doce horas de lo mismo, llámese Beethoven, Chivas, Beatles, Savater, Kubrick o la receta del pastel de tres leches.

Ya había otorgado cuanto me es posible dar, en todos los renglones. De mi esmerada disposición culinaria habían salido desde la botana hasta los postres, pasando por las ensaladas, las salsas, los aderezos, los platos fuertes, el café y hasta las palomitas. De la cava familiar se había dado cuenta desde los aperitivos hasta los digestivos con todos sus puntos intermedios. Ni siquiera se salvaron el rompope, el ponche de Tapalpa, el licor de café, la sidra sobrante de la Navidad y, de haber transcurrido media hora más, el individuo, tan pródigo en sus manifestaciones verbales como en sus democráticas adjudicaciones etílicas, se habría untado en el esófago hasta la granadina y el vinagre de manzana.

Lo lindo del asunto fue que, quien nos hizo el favor de convidarlo, seguramente sabedor de la atlética condición del tipo para la carrera larga, se largó tres horas antes de que la rendición se impusiera sobre la retirada que, con toda la claridad, la energía y la pena del mundo, le tuve que cantar a quien ese día se tomó a pie juntillas la temeraria cortesía de "ésta es tu casa". Con el sol en plena cara, una cruda existencial tamaño caguama y el último aliento de mi trasnochada humanidad, tuve la lucidez de no sugerir, ni por error, la posibilidad de un futuro reencuentro. Y me temo que el individuo de marras, o uno con idénticas características, se hace presente en todas las reuniones sociales, ¿o no?

patyblue100@yahoo.com

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