Miércoles, 27 de Noviembre 2024
Jalisco | Por Paty Blue

Según yo

De haber sabido

Por: EL INFORMADOR

Mejor es reír y resignarse a lo que venga, antes que tratar de entender por qué mi familia política se empeña en conciliar las preferencias gastronómicas de sus miembros, para hacerlas aterrizar en un menú que resuma y satisfaga las apetencias colectivas en una sarta de botanas y platillos a engullir durante la cena de fin de año..

Como quiera entiendo que, en un supremo acto de ingenua candidez, se puedan empatar las opiniones y antojos de siete hermanos errabundos, tres cuñadas remilgosas, dos cuñados incómodos y una docena de sobrinos rebeldes que se hacen acompañar con sus respectivos cónyuges o afectos en turno, pero en el tambache de lustros que llevo conviviendo con ellos, es hora que no me entra en la sesera la necesidad de realizar con obscena antelación un magno conciliábulo para acordar lo que, es de todos sabido de antemano, no figurará entre las viandas programadas para la ocasión, merced al sabotaje que indefectiblemente ejerce la matrona del clan, en cuyos dominios (también sin objeción ni vuelta de hoja) se lleva a cabo la celebración.

El presente año, para no desacatar la rancia tradición, hará cosa de un mes y medio, tuvo lugar la citada cumbre familiar en la que, tras varias zacapelas verbales y hasta connatos de ruptura del parentesco, ya por cansancio se acordó que los apetitos colectivos se satisfarían con un buen asado a las brasas y se realizó el procedente reparto de encomiendas que, para sorpresa generalizada, se mantuvieron vigentes hasta la Noche Buena en que fueron repasadas, en atención a los desmemoriados que siempre recurren a la amnesia temporal como pretexto para salir con su batea de babas.

Como un hecho insólito, ninguno de los 29 elementos con derecho a voto discurrió colar la mínima sugerencia adicional, para no resquebrajar el acuerdo logrado tras el proceso aciago y tormentoso del mes anterior. Con eso de que la tribu ha venido engrosando sus huestes a razón de dos miembros por año, y que no todos los recién llegados provienen del mismo asentamiento geográfico, la dinámica de establecer consensos se ha ido volviendo más ríspida y casi irreconciliable, por lo que la idea de la carne asada cayó en blandito o, por lo menos, eso creímos hasta que la citada y enérgica  anfitriona, comisionada por voluntad propia para agenciarse la carne (porque sólo ella sabe en dónde la expenden a la entera satisfacción del más exigente), resolvió atender a sus propios orígenes étnicos para sorprendernos con un cazuelón de bacalao y un perol rebosante de romeritos con mole.

Previniendo que no a todos nos cuadraría el inesperado y nauseabundo menú (que mis buenos años de gestiones subversivas me tomó erradicar, toda vez que fui la primera que ingresó a dicho contingente de origen defeño), la cuñada mayor se acomidió a completar el banquete con sus consabidas e infaltables crepas de atún y espinacas, que no sólo me dejaron sin posible aplicación mis salsas tapatías, sino con la convicción de que debí haberme presentado al cacareado tripudio con sándwiches o una hamburguesa de Mc Donald’s. Feliz Año para todos.

Temas

Lee También

Recibe las últimas noticias en tu e-mail

Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día

Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones