Domingo, 24 de Noviembre 2024
Jalisco | Entre veras y bromas por Jaime García Elías

—''Sanaciones''

Todos los días se aprende algo nuevo

Por: EL INFORMADOR

Todos los días se aprende algo nuevo. Por ejemplo, que la homosexualidad es una enfermedad... y que se cura con la oración.

—II—

El asunto fue noticia hace unas semanas, cuando el Congreso del Estado aprobó una denuncia penal contra el Secretario General de Gobierno de Jalisco, por haber destinado, presumiblemente, recursos públicos para promover un acto público de carácter religioso, amén de discriminatorio: el Congreso denominado “Camino a la Castidad”. El tema se recicla merced a la publicación de un reportaje al que “El Universal” (XI-23-10) dedica la cabeza principal de su primera plana (Gobierno de Jalisco paga “terapia para curar gays”) y un amplio reportaje (“Sanación” a gays, con dinero público) de Cristina Pérez Stadelmann en páginas interiores.

La reseña señala que unos 200 jóvenes, mayoritariamente hombres, acompañados de sus padres, anotaban “sus peores perversiones sexuales” en sendos papelitos, y a continuación los pegaban, con tachuelas, en una cruz, “para que Jesús sufra y sangre con sus pecados”. Luego se les amonestaba: “Ustedes están en pecado, y si no se curan, se van a ir con Satanás, al infierno”... Fueron tres días de maratónicas conferencias, sin interrupciones, con pocas preguntas, sobreabundantes en citas bíblicas y, por supuesto, en plegarias en que se pide a Jesús “el don de la Castidad”. (Según la nota, no todos los asistentes —homosexuales y lesbianas— acudieron voluntariamente).

—III—

Todavía hay países —Irán y Arabia, por ejemplo— en que la homosexualidad es delito. La comunidad médica internacional y la Organización Mundial de la Salud, en cambio, se oponen a que se le clasifique como enfermedad. Algunas corrientes de la sicología la califican como “perturbación”, “disfuncionalidad” o, a lo sumo, “trastorno sexual”. Pocas la ven aún como una perversión. La Iglesia condenaba la sodomía, aunque hasta ahora hace la caritativa salvedad: “Odio al pecado, compasión al pecador”. La Inquisición la llamaba “pecado nefando” y la perseguía denodadamente...

Si Freud —el padre de la siquiatría moderna—, en el siglo XIX, osciló entre la condena abierta (primero la llamó “perversión” y “aberración”; luego la atribuyó a “falta de desarrollo sexual y sicológico”; al final afirmó que perseguirla era “una gran injusticia y una crueldad”), es obvio que el asunto, hasta ahora, es discutible. Muy discutible... Como es discutible que un Estado laico —en teoría— deba promover abiertamente actividades que satanizan y discriminan a quienes la viven... y (“el remedio y el trapito”, dicen) “sanaciones” de validez científica más que dudosa.

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