"El Compa", le decían. Era un líder nato "y un excelente compañero". Se dirigía a una reunión con sus colegas. Poco temor había por las amenazas de muerte que pesaban en su contra. Días atrás, Arnulfo Prado Rosas se había enfrentado a tiros con un grupo de "fegos" (así llamaban a sus rivales fegistas), en un episodio en el cual resultó herido el entonces líder de la organización estudiantil, Fernando Medina Lúa, quien a la postre pereció.El ataque artero contra Arnulfo, "El Compa", fue un ajuste de cuentas que muchos de sus compañeros consideran el preámbulo de un sangriento capítulo de guerrillas urbanas y rurales en la Entidad. Y un hecho que, aseguran, fue antesala de la conformación de la Liga Comunista 23 de Septiembre, que tanto dolor de cabeza causó al Estado Mexicano. Los restos de Arnulfo yacen en la intersección de las avenidas Artesanos y Pablo Valdez, bajo una humilde cripta de la que destaca un crucifijo, a cuya base blanca recientemente le fue instalada una placa con su nombre y su fotografía, elementos que siguen reuniendo a sus camaradas... a 43 años de distancia. La memoria de Arnulfo, "El Compa", sigue viva. Los jóvenes "Vikingos" --así se identificaban en el barrio de San Andrés, durante la década de 1960--, hoy con menos cabello y más arrugas en el rostro, siguen acudiendo al recuerdo de su camarada, y año con año platican con él mientras éste descansa. Hoy no fue excepción. Cerca de 50 compañeros de andanza, miembros de la Liga Comunista, el Frente Juvenil Revolucionario y las FARP (Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo), fieles a su tradición, rindieron tributo al camarada que se fue cuando apenas cumplía dos décadas en este plano. "Se comprometió no para ir una sola vez al combate, sino para ofrecer su propia vida si fuera necesario. Nadie puede darse por vencido ni dar media vuelta por el sacrificio que hizo Arnulfo Prado. Luchó por que todos los hijos de los trabajadores tuvieran acceso a la educación, que hoy está comprometida para los negocios de los empresarios", expuso José Flores, previo al cierre de la ceremonia luctuosa del amigo que hoy tendría 63 años.Los guerrilleros que sobreviven, y que antes alzaron las armas para enfrentar al Estado, los hombres que en su juventud evadieron a las autoridades del ex Penal de Oblatos, exiliados en Cuba y quienes eventualmente fueron amnistiados, se dan cita para el homenaje y la celebración a su líder, al modelo que les inspira continuar con la lucha social que iniciaron como soldados de la guerrilla en el Jalisco contemporáneo, y a la que hoy buscan seguir aportando, pero desde el entarimado político. EL INFORMADOR / ISAACK DE LOZA