Jueves, 28 de Noviembre 2024
Jalisco | En tres patadas por Diego Petersen Farah

Retrato de familia

La mordida es una asunto cultural ¿Dónde vamos a cortar la cadena, por el lado del policía o del ciudadano, en el huevo o en la gallina?

Por: EL INFORMADOR

En la imagen, se pudo captar el momento en el cual un agente de vialidad recibe ''mordida''. E. PACHECO  /

En la imagen, se pudo captar el momento en el cual un agente de vialidad recibe ''mordida''. E. PACHECO /

Decir que un policía de Vialidad agarra mordida no es noticia; todos conocemos a un primo de un amigo que dio mordida, una anécdota del cuico que se puso bravo para sacar más lana, o el que se puso sentimental y pidió “pa’ la leche de mis hijos”, o el “perro” que amenazó con golpes, o el prepotente que se pasó el reglamento de Vialidad por el arco de triunfo y enganchó el coche en la grúa “y hazle como puedas”. Todo eso se sabe, se dice, se comenta. Pero rara vez, casi nunca, se puede documentar un mordida como lo hace Edmundo Pacheco en las fotos que aparecen en la primera plana de este diario.

La mordida es una asunto cultural. Los policías, los preventivos y los de vialidad, la buscan porque son corruptos, pero sobre todo porque saben que del otro lado hay alguien igual de corrupto que ellos, dispuesto a dar dinero para evitarse la molestia de pagar o para sentir que se ahorra una lana. ¿Dónde vamos a cortar la cadena, por el lado del policía o del ciudadano, en el huevo o en la gallina? Es imposible pensar que vamos a tener una corporación de policías ejemplares y maravillosos.

Salvo que los importáramos de Austria, donde ya son una raza en peligro de extinción, no hay remedio: los policías no son ni más ni menos corruptos que nosotros. Por el contrario, son una muestra perfectamente representativa de la sociedad a la que pertenecen. Sí, suena horrible, pero somos tan corruptos como los agentes de Vialidad y ellos son tan corruptos como somos los tapatíos. Tanto la Secretaría de Vialidad como el programa Jugando Limpio de la Contraloría del Estado, buscan facilitar el pago de multas como una forma de evitar la mordida. Una buena parte de la corrupción se puede evitar con tecnología, eliminando, en lo posible, el contacto y la discrecionalidad.

Donde se juntan dos corruptos, un funcionario y un ciudadano, hay mordida. Ergo, evita que se junten. Sin embargo, el tema va más allá. Todo lo que se pueda hacer para evitar la mordida es importantísimo y hay que hacerlo, pero el problema de fondo sigue siendo cultural. Los pesimistas dicen que lo corrupto no es una gripa que se quite con aspirinas y que lo traemos en la sangre: la indígena y la española. Nada más falso. Lo corrupto es una condición cultural que tiene que ver con la forma en que nos organizamos socialmente, con la forma en que vemos la ley, y a fin de cuentas en el papel que asume y le conferimos al Estado.

Las fotos de Edmundo no son solamente un instantánea de la corrupción, son un retrato de familia.
Los que están en la portada no son dos marcianos, somos los tapatíos.

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