Rebanadas de Instituto Electoral

El domingo pasado los diputados del Congreso local consumaron lo que se esperaba desde días atrás: se repartieron los siete lugares disponibles en el Consejo General del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana. Tiene este organismo un nombre tan largo y de tan escaso significado para la gente, que para abreviar lo mencionaré con sus siglas, IEPC, igualmente oscuras para el jalisciense común.

Sostengo que los diputados se repartieron el IEPC no sólo porque hay pruebas sobradas de ello, sino también porque el mismo día, para rematar, recibí la llamada telefónica de un trabajador de una de las muchas áreas de comunicación que pagan los diputados. “Te informo de la lista de los consejeros”, me dijo, “el PAN se quedó con tres; el PRI tiene uno y la presidencia, y le tocó uno al PRD y otro al Verde”.

Ayer, los mismos diputados negaron el “reparto de cuotas”. Allá ellos si creen que la gente comulga con sus piedras de molino. De todos modos, su credibilidad está tan devaluada que otra más de sus verdades a medias no hace diferencia.

Pero dejémonos ya de los diputados.

La cuestión es qué esperamos de los nuevos consejeros electorales... bueno, lo de “nuevos” es una ambigüedad que nos regala la legislación, porque hay cuatro señores que repiten en el cargo (¡Sergio Castañeda Carrillo lleva 13 años en el puesto, se dispone a despacharse otros tres y sigue tan campante!) y tres más que se estrenan. Por cierto, nomás por solidaridad: no hay ninguna mujer en el Consejo, aunque el IEPC debe promover la equidad de género en la participación política, porque ése también es un valor democrático.

Los consejeros tienen muy clara su tarea: organizar la elección del año 2012. Es un reto mayor, ciertamente, porque el escenario se augura competido. ¿Pero cuál elección ha sido fácil en Jalisco desde 1994? Los señores ya conocen el tamaño del desafío y no tienen ningún pretexto; cuando llegue esa jornada electoral, deberá estar perfectamente organizada.

Hay otros trabajos que el IEPC debe encarar porque pasan los años y siguen dejándolos para después.

Uno es la difusión de la cultura democrática. ¿Cuándo fue la última vez que vio u oyó usted en su barrio alguna campaña de información del IEPC sobre, digamos, las obligaciones cívicas de los ciudadanos o las facultades de la autoridad en algún tema de interés comunitario? No se esfuerce. No lo recuerda porque nunca lo han hecho.

Digamos, para cerrar, que los consejeros electorales llegaron a donde están porque así lo dispusieron algunos diputados y las dirigencias de sus partidos políticos. Mientras la ley no se modifique, eso es inevitable.

Pero estos consejeros sí pueden, si quieren, tener un desempeño ejemplar en sus cargos que están ofensivamente bien pagados. No todo es repartirse rebanadas del pastel presupuestal.