Jalisco | En tres patadas por Diego Petersen Farah Profecías autocumplidas La escalada de violencia con la que amaneció el año instauró en la sociedad un sentimiento de derrota: ahora sí llegó lo que esperábamos Por: EL INFORMADOR 19 de enero de 2011 - 05:43 hs Desde hace poco más de un año los jaliscienses vivimos aterrados con la posibilidad de que la violencia nos alcance. La “guerra” nacional y el deterioro de las condiciones de seguridad de los estados vecinos, nos enfrentan todos los días con terror con el espejo, a la espera de que llegue “lo inevitable”. La Seguridad se convirtió en el principal activo del Estado, en el tesoro más preciado y por lo mismo, la posibilidad de perderla, en una obsesión paralizante. Inventamos todo tipo de teorías de por qué Jalisco era ajeno a la espiral de violencia que vive el país. Desde que aquí viven las familias de los grandes capos y por eso respetan la plaza (un mito urbano que se repite en toda ciudad que aún conserve un poco de autoestima) hasta que vivíamos bajo el amparo de “Nacho” Coronel y él nos protegía cual si fuera el manto protector de un santo. Cualquier cosa era creíble excepto pensar que en materia de seguridad se estaban haciendo bien las cosas (en México reconocer que algo funciona es sacrilegio). La escalada de violencia con la que amaneció el año instauró en la sociedad un sentimiento de derrota: ahora sí llegó lo que esperábamos. Estábamos convencidos de que no existía ninguna razón válida para no estar como el resto del país, excepto una especie de suerte mágica. Los acontecimientos del fin de semana fueron la señal de la profecía autocumplida, y los agoreros, comenzando por el director de la policía tapatía, Servando Sepúlveda, gritaron “ven, les dije”, como si eso los hiciera más inteligentes, más sabios o mejores. El tema no es quién adivina que va a llover en tiempo de aguas, sino qué hacemos para no ahogarnos. ¿Podemos hacer algo ante esta profecía que parece autocumplirse? Por supuesto que sí. La seguridad, por más extraño que les parezca a algunos, no es sólo un asunto de policías, es de todos y un tema eminentemente social. La clase política, desde el gobernador hasta los alcaldes, tienen que mandar una señal no clara, clarísima, de que en este tema no se escatiman esfuerzos ni se dicen burradas (por lo pronto han hecho todo lo contario, pero se puede corregir). Si los líderes no mandan una señal inequívoca de trabajo conjunto, la coordinación entre jefes policíacos será, como ahora, de pico para fuera. Los medios tenemos una parte fundamental en este tema. Si alguien puede abonar al miedo somos nosotros. Es claro que nuestra tarea es informar, pero sobre todo, dar sentido a la información. El crimen organizado, bien dice el maestro Villoro, pega dos veces: cuando da el golpe y cuando los medios lo hacemos grande. Hay que dar toda la información necesaria para una ciudad más segura, no para un ciudad más miedosa. Finalmente, los ciudadanos de a pie también tenemos un papel en esta lucha. La tolerancia al delito es el caldo de cultivo donde se desarrolla la impunidad y la violencia. La denuncia anónima es hoy por hoy un mecanismo eficiente de combate a la delincuencia. Ésa nos toca. No hay que minimizar lo que está pasando, pero menos aún hay que minimizar a la sociedad. Juntos, ganamos. Temas En tres patadas Lee También Gobierno de Zapopan anuncia el 'Bootcamp Guadalajara' para impulsar startups Web3 Fan toca la batería con The Killers en su concierto en Guadalajara The Killers enloquece a 25 mil tapatíos “Las tres hijas” se estrena hoy en Netflix Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones