Jalisco | En tres patadas por Diego Petersen Farah Profecías autocumplidas El acomodo de la ciudad debe reestructurarse para evitar circular a menos de 14 kilómetros por hora Por: EL INFORMADOR 24 de agosto de 2010 - 02:40 hs Medido sí lo tienen. La Secretaría de Vialidad dijo que la velocidad promedio en las avenidas más complicadas de la ciudad bajaría de 25 a 14 kilómetros por hora en cuanto comenzaran las clases. El día de ayer, los 17 kilómetros de recorrido entre Santa Anita y la Glorieta Colón a las 8:00 a.m. se realizó en 70 minutos, es decir a 14 kilómetros por hora, la velocidad promedio de una bicicleta. Ese mismo recorrido en transporte público puede tomar dos horas y media. A López Mateos ya no se le puede hacer nada más. Si acaso otro túnel, caro y complejo, en Plaza del Sol, para dejar un gran tubo desde San Agustín hasta Florencia, pero que no servirá de mucho. El problema de López Mateos, la calle más gastada de Guadalajara, es que queremos meter por ahí todo el tráfico y toda el agua del Sur-Poniente de la ciudad. Ya no caben, ni el agua ni los carros. Lo que sigue es que el año próximo la velocidad será de 12 kilómetros por hora, luego de 10 y así sucesivamente hasta que entendamos que esa no es la manera correcta de vivir en una ciudad. ¿Cuándo lleguemos a qué velocidad promedio nos vamos a bajar del coche; cuál es el límite de tolerancia de una persona? A juzgar por lo que pasa en la Ciudad de México, la tolerancia es casi infinita, pero hay un límite: cuando hay que moverse y el auto se vuelve estático, la necesidad nos hará bajar del automóvil. Uno de los indicadores básicos de la calidad de vida es el tiempo que empleamos en transportarnos. Si nos movemos a 14 kilómetros por hora, pero vivimos a tres kilómetros de distancia del trabajo o la escuela, vamos a tardar 12 ó 13 minutos y quizá hasta nos animemos a ir en bici. Si vivimos a un kilómetro o menos de nuestro centro de trabajo, caminar será con mucho la mejor opción. La decisión no es pues dónde hacemos el siguiente paso a desnivel, sino en qué momento paramos el desarrollo horizontal, desparramando casas sobre los valles, y comenzamos a tomar en serio la posibilidad del desarrollo vertical. Desarrollo vertical no implica necesariamente torres de 24 pisos en medio de una zona de vivienda unifamiliar; eso es conflicto seguro. En los años sesenta y setenta, en Guadalajara, se construyeron muchos edificios de apartamentos de entre tres a cuatro pisos (el nivel máximo para vivir sin elevador) con mucho éxito. Habrá zonas que aguanten las grandes torres, otras de menos pisos y en algunas habrá que retomar el concepto de vecindad. Lo que hay que evitar es condenar a los futuros compradores de vivienda a tener que vivir en los suburbios y pasar su vida, cuando les va bien, en el coche y en la mayoría de los casos, en un autobús. En economía llamamos profecías autocumplidas al pesimismo que vuelve realidad las malas noticias; en urbanismo es aquello que sabemos que no se debe hacer y lo seguimos haciendo para poder decir: vean qué mal estamos. Temas Diego Petersen Farah En tres patadas Lee También Sociales: 21° Torneo Adolf Horn de American Chamber México | Capítulo Guadalajara NFL: Los Ravens dominan a los Chargers Oktoberfest 2024: una tarde de intercambio culturalconvivencia alemana Sociales: Santiago Méndez Díaz, bautizo y cumpleaños en familia Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones