GUADALAJARA, JALISCO (15/AGO/2017).- En una década, en el Estado se podría reducir hasta en un 50% la pobreza alimentaria que hoy padecen un millón 211 mil personas, si los gobiernos, el empresariado, los bancos de alimentos, la academia y la sociedad jalisciense se comprometen a apoyar un nuevo modelo en el que ya se trabaja para el aprovechamiento de los alimentos.Por lo pronto, desde febrero pasado se comenzó a diseñar el proyecto Jalisco sin Hambre, a través del cual se utilizará la innovación y tecnología para mejorar la recolección y distribución de los donativos que reciben los bancos de alimentos. Esto permitirá aumentarlos y, a su vez, reducir el desperdicio de comida, pero sobre todo ayudar a que 160 mil beneficiarios, por lo menos, superen la inseguridad alimentaria en menos de tres años.Francisco Urrutia, coordinador de Investigación y Posgrado del ITESO, universidad que coordina el proyecto, subraya que el trabajo que realiza la institución en esta materia podría contribuir en alcanzar esa primera meta. Por su parte, Morris Schwarzblat, de la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología, dependencia que propuso el proyecto, acentúa que con los excedentes de alimentos que hay en Jalisco se puede sacar de la pobreza alimentaria “en un tiempo relativamente corto” al total de la población que la padece.
