Miércoles, 27 de Noviembre 2024
Jalisco | Por: Juan Palomar Verea

Por un boom de los edificios vacíos

LA CIUDAD Y LOS DÍAS 13 DE MARZO 2009

Por: EL INFORMADOR

La inteligencia inmobiliaria no parece ser una de las más sobresalientes características tapatías. Desde hace muchos años, Guadalajara ha sido víctima de la ambición especulativa que volvió la tierra un bien caro y muy mal administrado. La diferencia entre lo que los predios pudieran producir y lo que realmente generan es muy amplia. No es extraño que ahora se observen, sobre muchas de las principales avenidas de la urbe, construcciones de muy baja plusvalía montadas sobre terrenos que, en teoría, debieran ser plenamente aprovechados. Tiendas "de conveniencia", restaurantes de comida rápida, talleres, entre otros giros, son muestras de lo poco que la ciudad se aprovecha a sí misma, a la riqueza urbana que ha creado y de la que debiera esperar mucho mejores dividendos.

Dividendos no solamente en rentabilidad, sino en utilidad social, en aprovechamiento de infraestructuras y comunicaciones, en visibilidad, en imagen urbana, en orgullo ciudadano. Para resumirlo, en calidad de vida.

Dentro de este panorama, es destacable el alto índice de desocupación que tienen muchos edificios destinados a albergar oficinas. Con la misma falta de imaginación que se menciona, numerosos inversionistas decidieron, a lo largo de algunos decenios, que el convertirse en rentistas de espacios destinados a la actividad terciaria era lo mejor que podían hacer al edificar en múltiples terrenos. Por otra parte, la misma especulación y el deterioro urbano provocaron que en las colonias más céntricas las casas habitación fueran indiscriminadamente utilizadas como oficinas, creando una competencia importante para los edificios creados ex profeso para ese fin, y contribuyendo al deterioro o la pérdida de numerosas fincas patrimoniales y la degradación de excelentes barrios habitacionales y mixtos.

Ahora, se observa una situación paradójica: terrenos que supuestamente valen mucho, con construcciones de varios pisos encima, vacías en una buena parte de su capacidad. Y oficinas que siguen invadiendo ámbitos que debieran conservar su calidad y su tranquilidad, en casas que debieran seguir siéndolo. Para nadie es un secreto que, particularmente en la zona de las antiguas "colonias" sobran oficinas. Y que las nuevas generaciones, o los ciudadanos interesados en habitar zonas con personalidad y buenos servicios, se interesan por encontrar, en esos mismos entornos, viviendas accesibles.

Debería de analizarse, entonces, algo que pudiera ser de provecho para todas las partes: la reconversión parcial o total de espacios "para fines comerciales y de oficinas" en espacios destinados a la vivienda. Esta idea debe vencer otro de los prejuicios tapatíos: el de que "rentar para oficinas" siempre es más costeable que hacerlo para la habitación. Los miles de meses de alquileres perdidos por falta de quien ocupe las supuestas oficinas desmienten esta noción. Además, la situación inquilinaria ha variado, y ya es posible rentar espacios para vivienda con una razonable seguridad de tener un aprovechamiento adecuado. De esta manera, lo que ahora es un fracaso y un desperdicio inmobiliario que gravita sobre toda la ciudad podría convertirse en un factor de mejoramiento urbano y de solución al problema de la vivienda accesible. Hay quien ya lo está considerando con toda seriedad.


jpalomar@informador.com.mx

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