Sábado, 23 de Noviembre 2024
Jalisco | Inseguridad y pobreza ahuyentan a los residentes

Pocos vecinos quedan en Batallón de San Patricio

El siniestro de 1992 cambió la forma de morar para vecinos del Sector Reforma que permanecen en la zona

Por: EL INFORMADOR

Aspecto actual de la calle Gante, donde las familias que ahí residían tuvieron que mudarse a la Avenida Batallón de San Patricio.  /

Aspecto actual de la calle Gante, donde las familias que ahí residían tuvieron que mudarse a la Avenida Batallón de San Patricio. /

GUADALAJARA, JALISCO (24/ABR/2012).- Unos no pudieron pagar. Otros se quedaron a fuerza de costumbre: “No queda de otra”. Se quejan de la inseguridad en el barrio, de la pobreza. Algunos afectados de las explosiones del 22 de abril de 1992 en el Sector Reforma que se fueron a vivir en los alrededores de la Avenida Batallón de San Patricio se acuerdan de todo. En 20 años les ha pasado de todo.

“Los que quedan, ahí están, en el edificio de la orilla”, dice una señora que vende cocos mientras apunta hacia un inmueble alzado entre las calles Monte Olimpo y Monte Everest. Pintado de tres colores —amarillo, rosa y rojo—, grafiteado, el edificio ve pasar a diario por la calle a jóvenes que consumen drogas mientras policías de Guadalajara pasan lentamente por un lado y se hacen de la “vista gorda”.

La mayoría de “los que quedan” viven en la torre D, marcada con el número 115. Son las 11:00 horas. Verónica Velázquez entorna la puerta blanca de su pequeño departamento pero no el cancel que está cerrado con llave. Una vecina le acaba de contar que en el edificio contiguo unos sujetos ingresaron al domicilio de una muchacha de 17 años y la asaltaron. El día de las explosiones ella salió de su casa en la calle Violeta y J. Luis Verdía; el trance volvió inhabitable su hogar. Desde junio de 1992 vive en la Avenida Batallón de San Patricio. Ella y su marido pagaron el departamento a 20 años. “No queda de otra”, y cierra la puerta con un sonoro golpe.

Mariana Macías se atrasó en los pagos de su departamento por estar desempleada desde 1995. Los 42 mil pesos que tenía que pagar al banco ascendieron a 80 mil. “Algunos financiaron con el banco y perdieron su casa”, dice. Al igual que ella, algunos vecinos de la torre D concuerdan en que quedan en el conjunto habitacional alrededor de 10 personas que fueron afectadas por las explosiones del 22 de abril de 1992. Afirman que algunos dejaron los departamentos para rentarlos; la muerte, la inseguridad y la pobreza alejaron a otros.

Los departamentos fueron entregados en 1992. Tramitados mediante un crédito ante la banca privada, tenían un costo que hoy equivaldría a 61 mil 800 pesos. Cecilia Terán no pudo pagarlos. El 24 de septiembre de 2011, alrededor de las 07:30 horas, un abogado y varios policías tocaron a su puerta y la sacaron con dos hijos a la calle. Sus pertenencias quedaron en un rellano por varios días. Los vecinos cuentan que ese día “estuvo muy feo”. Cecilia tuvo que dormir con las vecinas mientras sus hijos descansaban en una camioneta estacionada.

“No pude pagar. Cuando quise reestructurar, el banco salió con el pretexto de que mi esposo tenía que firmar. Mi esposo está desaparecido desde hace 18 años. El banco no quiso reestructurar porque iba a venir y los iba a demandar. Puros pretextos. Se quedaron con mi departamento. Llevaba dado poco (dinero) porque me quedé sola con dos niños: uno de 13 y otro recién nacido”.

A Cecilia le gusta la colonia. “Después de 20 años aquí tengo mi vida, aquí crecieron mis hijos”. El 22 de abril ella y su familia vivían en una casa de huéspedes ubicada en Avenida 20 de Noviembre y la calle Gante. Escuchó un estruendo.

Abrió la cortina y vio qué estaba ocurriendo. Temblaba y la casa se empezó a cuartear como un cascarón. Llovieron piedras. Pensó que el tanque estacionario de una señora que vendía menudo en la esquina había explotado. Salió y una nube de tierra le impidió moverse. Luego vio una zanja grande, profunda. Vio gente gritando. Vio a una mujer con una piedra en la cara, muerta. Vio que la gente corría, gritaba, todos como locos.

Cecilia dice que aún se espanta cuando descubre el olor a gas por la zona o cuando hacen explotar fuegos pirotécnicos: “Eso todavía no se acaba, es muy fuerte”. Pide a las autoridades que le den un lugar en dónde vivir: “Dicen que no me pueden ayudar con la renta porque no tienen dinero. Para los Panamericanos sí hubo, para el Santuario de los Mártires sí hubo. Y ¿para ayudar a la gente, qué? Todo fue un error de ellos, del Gobierno, de Pemex”.

Afuera, un joven se zampa una torta ahogada en un puesto callejero. Tras la última mordida y limpiarse los dedos en el pantalón, toma la mochila y se encamina hacia la calle siguiente. Un hombre de antebrazos tatuados, barbón, le advierte: “Eh, vale, no vayas para allá, que te pueden dejar sin lentes”. El joven responde con una sonrisa y toma el rumbo contrario con paso lento.

SECRETARÍA GENERAL DE GOBIERNO
Abren acceso a expedientes, pero sólo con autorización


Aunque la Dirección del Archivo Histórico de Jalisco afirma que a nadie se ha negado el acceso a documentación, las personas que deseen consultar el expediente con las investigaciones del 22 de abril de 1992 ya podrán hacerlo, confirmó el director de Difusión de la Secretaría General de Gobierno, Francisco Junco.

El funcionario indicó que el acceso a los documentos se debe hacer por medio de una solicitud de información y enviarla a la Unidad de Transparencia de la dependencia. Por su parte, la directora del Archivo Histórico de Jalisco, Susana Pacheco, dijo que para que la medida entre en vigor hace falta que la Secretaría General de Gobierno envíe un “oficio de liberación” para que se pueda acceder a la documentación.

Pacheco señaló que la información de las explosiones en el Sector Reforma está guardada en 222 cajas, de acuerdo con el oficio de ingreso del Archivo y aclaró que anteriormente la información ya había sido consultada con regularidad: “No se ha negado nada a nadie”.

Por último, dijo que los procesos administrativos para que los documentos estén al alcance del público en general “se irán esclareciendo”.

El 22 de abril de 1992, según la versión oficial, un orificio de ocho milímetros de diámetro en el poliducto Salamanca-Guadalajara y la fuga de gasolina que siguió cambiaron —hace dos décadas— la historia de Guadalajara. Ese día, a las 10:05 horas se registró la primera de las explosiones que causaron la muerte de 210 tapatíos y dañaron más de mil viviendas.

SOLICITUD
Responsable jurídico


Para acceder a la información sobre los incidentes del 22 de abril, alojados en 222 cajas, es necesario enviar una solicitud de información al licenciado Javier Salas Mejía, director general jurídico de la Secretaría General de Gobierno y responsable de la Unidad de Transparencia y acceso a la información gubernamental.

FRASES

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Después de 20 años aquí tengo mi vida, aquí crecieron mis hijos "

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Dicen que no me pueden ayudar con la renta porque no tienen dinero. Para los Panamericanos sí hubo, para el Santuario de los Mártires sí hubo "

Cecilia Terán,

afectada por las explosiones del 22 de abril.

OFICIAL
Fideicomiso 22 de abril


Mediante el Fideicomiso para la Reconstrucción del Sector Reforma se entregó a los afectados su correspondiente cuota por los siguientes conceptos: 980 fincas totalmente destruidas, dos mil viviendas dañadas, 206 indemnizaciones a deudos de un total de 210 personas fallecidas, saldo oficial de muertes que aún indigna a muchos y causa cuestionamientos de opacidad al respecto.

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